lunes, 18 de marzo de 2013

El corazón de Dios está lleno de misericordia para todos

El Papa indicó que “en este quinto domingo de Cuaresma, el Evangelio nos presenta el episodio de la mujer adúltera, a la que Jesús salvó de la condena a muerte. Nos conmueve la actitud de Jesús: no escuchamos palabras de desprecio, no escuchamos palabras de condena, sino sólo palabras de amor, de misericordia, que invitan a la conversión”.
 
“’Tampoco yo te condeno ¡Vete y ya no vuelvas a pecar!’ ¡Oh, hermanos y hermanas, el rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia!”, señaló.

“¿Habéis pensado en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de nosotros? ¡Eh, esa es su misericordia! Siempre tiene paciencia: tiene paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con el corazón contrito”.
 
“No olvidemos esta palabra: ¡Dios nunca se cansa de perdonarnos, nunca!”.
 
El Santo Padre indicó que “el problema es que nosotros nos cansamos de pedir perdón! Pero Él nunca se cansa de perdonar. Somos nosotros los que, a veces, nos cansamos de pedir perdón. Y no tenemos que cansarnos nunca, nunca”.
 
“Tenemos que aprender a ser más misericordiosos con todos. Invoquemos la intercesión de la Virgen María, que ha tenido en sus brazos a la Misericordia de Dios hecho hombre”, concluyó, antes de rezar el Ángelus.
Al concluir la oración mariana, el Papa saludó a los fieles que colmaron la Plaza de San Pedro y agradeció “vuestra acogida y vuestra oración”.
“Os pido que recéis por mí. Renuevo mi abrazo a los fieles de Roma y lo extiendo a todos vosotros, que habéis venido de varias partes de Italia y del mundo, así como a aquellos que se unen a nosotros a través de los medios de comunicación”, dijo.
El Papa recordó que eligió el nombre “del santo patrono de Italia, San Francisco de Asís y esto refuerza mis lazos espirituales con esta tierra, de la que, como sabéis, es originaria mi familia”.
“Pero Jesús nos ha llamado a ser parte de una nueva familia: su Iglesia; esta familia de Dios, para caminar juntos por los caminos del Evangelio. ¡Que el Señor os bendiga y la Virgen os proteja! Y no os olvidéis de esto: El Señor nunca se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”, remarcó.
“Buen domingo y que os aproveche el almuerzo”, concluyó el Papa, recibiendo una intensa ovación de los fieles y peregrinos.
Del primer Ángelus del Papa Francisco