miércoles, 7 de octubre de 2015

Cáritas española advierte de que tener trabajo no garantiza salir de la pobreza

 Cáritas española puede presumir, aunque no lo haya hecho en la presentación de su Memoria 2014, de una hoja de servicios presidente, Rafael del Rio. Porque, a su juicio, "Cáritas, que es la Iglesia, llega a donde no llega nadie en el servicio a los últimos. Y sin competir con nadie".

Y es que, siguiendo la estela del Papa Francisco, la Iglesia española quiere ser, como reza el título de su reciente documento, "servidora de lo pobres". Y, por eso, el obispo responsable de Cáritas, Atilano Rodríguez, comenzó su intervención, en la rueda de prensa, pidiendo disculpas. "Pedimos disculpas por no haber sabido estar a la altura de las circunstancias y prometemos seguir trabajando al servicio de los más pobres".

Una dedicación completa y a fondo perdido. Porque, según el obispo de Sigüenza-Guadalajara, "la caridad de la Iglesia no puede reducirse a determinados momentos y a determinados aspectos". Entre otras cosas, porque "el campo de la pobreza se dilata y surgen nuevas pobrezas, como la soledad, los ancianos, la trata de mujeres, los emigrantes, los refugiados y aquellos que pierden el sentido de Dios y de la vida".


De ahí que el prelado pida que tanto Cáritas como la Iglesia "sigan abriendo el corazón a los más pobres" e insta a la colaboración necesaria para conseguirlo. Primero, la colaboración, ya en ciernes entre las diversas instituciones eclesiales de solidaridad, como Confer, Conferencia episcopal, la Compañía de Jesús o Justicia y Paz. Después, la ineludible colaboración con todas las instancias sociales y políticas. Porque la mies de los pobres es cada vez más abundante, y los obreros pocos.

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