Cáritas española puede presumir, aunque no lo haya
hecho en la presentación de su Memoria 2014, de una hoja de servicios presidente,
Rafael del Rio. Porque, a su juicio, "Cáritas, que es la Iglesia, llega a
donde no llega nadie en el servicio a los últimos. Y sin competir con
nadie".
Y es que,
siguiendo la estela del Papa Francisco, la Iglesia española quiere ser, como
reza el título de su reciente documento, "servidora de lo
pobres". Y, por eso, el obispo responsable de Cáritas, Atilano
Rodríguez, comenzó su intervención, en la rueda de prensa, pidiendo disculpas.
"Pedimos disculpas por no haber sabido estar a la altura de las
circunstancias y prometemos seguir trabajando al servicio de los más
pobres".
Una dedicación
completa y a fondo perdido. Porque, según el obispo de Sigüenza-Guadalajara,
"la caridad de la Iglesia no puede reducirse a determinados momentos y a
determinados aspectos". Entre otras cosas, porque "el campo de la
pobreza se dilata y surgen nuevas pobrezas, como la soledad, los ancianos, la
trata de mujeres, los emigrantes, los refugiados y aquellos que pierden el
sentido de Dios y de la vida".
De ahí que el prelado
pida que tanto Cáritas como la Iglesia "sigan abriendo el corazón a los
más pobres" e insta a la colaboración necesaria para
conseguirlo. Primero, la colaboración, ya en ciernes entre las diversas
instituciones eclesiales de solidaridad, como Confer, Conferencia episcopal, la
Compañía de Jesús o Justicia y Paz. Después, la ineludible colaboración con
todas las instancias sociales y políticas. Porque la mies de los pobres es cada
vez más abundante, y los obreros pocos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario