martes, 14 de noviembre de 2017

Francisco denuncia que los profesores estén, a veces, entre los trabajadores peor pagados



El Papa ha pedido a los escolapios su aportación para rehabilitar el pacto educativo, ayudando a reconstruir a las familias «destruidas» y a que la labor de los docentes tenga un reconocimiento –y un salario– justo
Un mes escaso después de la canonización del escolapio Faustino Míguez, y 16 día antes de la clausura del Año Jubilar Calasancio con motivo del 400º aniversario de la fundación de la orden, el Papa Francisco ha pedido a esta familia religiosa que trabaje por recuperar el pacto educativo y ayudar a los jóvenes a no olvidar sus raíces en la cultura líquida digital.
El Santo Padre recibió el sábado, en el Vaticano, a los miembros del Consejo de Superiores Mayores, reunido desde el día 7 de noviembre en Roma. En un discurso improvisado, el Santo Padre solo desarrolló una de las partes del mensaje, más extenso, que había preparado para los calasancios: «educar». Las otras dos eran «anunciar y transformar».
Recomponer a las familias
«Educar en este momento es muy serio. Es un desafío grande, porque está roto el pacto educativo»que debería unir a escuela, familia y jóvenes con un proyecto común. Para reconstruirlo, es clave incluir a la familia, «como venga. Realmente hay familias destruidas», pero trabajando con los chicos «se pueden recomponer muchas cosas».
También es imprescindible reconocer la labor de los docentes, no solo de palabra sino con obras. «En muchos países los profesores son los peor pagados. Algunos tienen que trabajar dos turnos para poder tener un sueldo digno. Ese docente, cuando llegue a su casa, ¿cómo va a tener tiempo de preparar clases, de pensar y todo eso?».
Educación integral
En segundo lugar, el Pontífice pidió abandonar la idea ilustrada de una educación que solo «llena la cabeza de conceptos». «Educar es hacer madurar a la persona mediante el lenguaje de las ideas, el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos; que nuestros alumnos sientan lo que piensen y hagan lo que piensan y sienten».
O, lo que es lo mismo, educar en contenidos, hábitos y valores. «Si no lo hacemos así, perdemos». El Papa pidió educar a los jóvenes «en movimiento», porque «hoy no existe la juventud quieta, y si no la ponemos nosotros en movimiento, la van a poner en movimiento mil cosas».
Con los jóvenes al asilo
Entre ellas, Francisco destacó la cultura digital que hace que las nuevas generaciones –e incluso sus padres– no asuman y hagan crecer sus propias raíces. Para contrarrestarlo, el Santo Padre insistió en una petición que hace con frecuencia: «Traten de fomentar el diálogo entre abuelos y nietos. Diles: “¿Qué os parece? Vamos a tocar la guitarra en aquel asilo”. Y después no quieren salir. Empiezan a hablar, y los chicos quedan encantados».
Francisco también subrayó y felicitó a religiosos por haber acudido acompañados de laicos que viven su carisma y trabajadores de sus centros educativos. «Es lindo, una congregación religiosa tiene una familia que la rodea. Es un signo de fecundidad y humanidad».
María Martínez López
Alfa y Omega

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