«La misericordia y la verdad se han encontrado, la justicia y la paz se han besado». (Sal 85,11) Con este verso del salmo 85 el Papa Francisco se refirió a lo vivido el pasado viernes en Colombia, durante su viaje apostólico, en el encuentro por la Paz y la Reconciliación del país: “estas palabras proféticas llenas de gracia las vimos encarnadas en las historias de los testigos, que hablaron en nombre de muchos que a partir de sus heridas, con la gracia de Cristo, salieron de sí mismos y se abrieron al encuentro, al perdón, a la reconciliación”, dijo en la catequesis en italiano.
Un viaje, este vigésimo viaje internacional y quinto del Papa Francisco en un país latinoamericano, en el que el pontífice afirmó haber sentido la continuidad con los dos Papas que visitaron Colombia en precedencia, el Beato Pablo VI en 1968 y san Juan Pablo II en 1986. “Una continuidad – expresó -fuertemente animada por el Espíritu, que guía los pasos del Pueblo de Dios en los caminos de la historia”.
“En la catequesis de hoy deseo hacerles partícipes de mi reciente Viaje Apostólico a Colombia. En primer lugar, quiero agradecer desde aquí al Presidente por su invitación a visitar ese país, a las Autoridades y a todos cuantos han colaborado para hacerlo posible, y muy especialmente al pueblo colombiano por su acogida, su alegría y su afecto. El lema del Viaje era «Demos el primer paso», y miraba al proceso de reconciliación que vive hoy Colombia para poder salir de 50 años de conflicto interno. Con mi visita he querido bendecir el esfuerzo de ese pueblo, confirmarlo en la fe y en la esperanza, y recibir su testimonio, que es una riqueza para mi ministerio y para toda la Iglesia”.
El Santo Padre se refirió a las fuertes raíces cristianas de Colombia y manifestó la evidencia del obrar del maligno, que “quiso dividir el pueblo para destruir la obra de Dios”. Pero destacó además “que el amor de Cristo y su misericordia infinita es más fuerte del pecado y de la muerte”, y este viaje “ha sido llevar la bendición de Cristo y la de la Iglesia, sobre el deseo de vida y de paz que brota del corazón de la nación”.
Sucesivamente hizo un recorrido por las distintas etapas de su viaje, comenzando por Bogotá, en donde el primer encuentro fue aquel con las autoridades, seguido por el encuentro con los jóvenes y los obispos:
“He podido contemplar los deseos de paz y de vida de tantos niños y jóvenes, en quienes exulta la esperanza. He podido encontrar también a los Obispos de esta nación y a los representantes del CELAM, para alentar su labor. En la etapa culminante de mi viaje, Villavicencio, hemos oído el conmovedor testimonio de los mártires y hemos visto el cuerpo mutilado del Cristo de Bojayá, esto nos ha recordado que la paz se funda, ante todo, sobre la sangre de testigos del amor, de la verdad, de la justicia y de la fe. En Medellín y Cartagena, el tema ha trascendido a la misión y al servicio, con ejemplos insignes de vocación y de seguimiento de Jesús, que hoy como ayer se entregan a los más pobres y se consagran a la promoción humana integral”.
“Un pueblo alegre entre los muchos sufrimientos, un pueblo con esperanza”. Así definió el Papa Francisco la hermana nación de Colombia, y repitió aquello que dijo en la conferencia de prensa en el avión, que tanto lo impactó de las ciudades que visitó: el ver entre las multitudes, a los papás y las mamás que alzaban a sus niños para que el Papa los bendijera, que hacían ver los propios hijos como diciendo “éste es nuestro orgullo, ésta es nuestra esperanza”. “Un pueblo – afirmó el Papa - capaz de tener hijos y de hacerlos ver con orgullo, es un pueblo que tiene futuro”.
“Confío a todos a la Virgen de Chiquinquirá, que ella pueda ayudarnos a dar el primer paso hacia un mundo más justo y en paz. Que Dios los bendiga”, concluyó.
(Griselda Mutual - Radio Vaticano)
(from Vatican Radio)
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