miércoles, 9 de marzo de 2011

No distraerse para oir la voz del Amor

La sugerencia (la moción) del Espíritu de Dios es muy dulce y muy suave y escondida. se diría que no solicita nuestra atención. Pero, al mismo tiempo, esta moción es persistente, fuerte y profunda. Cambia nuestros corazones radicalmente.
Una buena manera de escuchar es hacerlo, acompañado de un texto sagrado: un salmo o una oración.
Es de gran valor aprender de memoria un texto sagrado y repetirlo mentalmente despacio, palabra por palabra, frase por frase. De esta forma, escuchar la voz del Amor no se convierte en una forma pasiva, sino en una atención a la voz que nos habla por medio de la Escritura.
Se puede emplear por ejemplo la oración de San Francisco de Asís

Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.

Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.

Este es un medio de saber que hacer con las distracciones. Cuando uno se encuentra a sí mismo vagabundeando muy lejos de su yo profundo, se puede siempre volver a la oración sencilla y, de este modo, escuchar de nuevo en el corazón la voz que tanto se quiere oír.
Henri. J.M. Nouwen

No hay comentarios:

Publicar un comentario