La Cuaresma es un tiempo de conversión, debemos hacer nuestra conversión personal al Señor. Dos de las formas que nos ayudan a realizar esta conversión son la oración y el ayuno.
La Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia. Es una peregrinación en la que Él mismo nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza, sosteniéndonos en el camino hacia la alegría intensa de la Pascua.
Debemos acercarnos a Cristo, charlar con Él cara a cara, para llegar a darnos cuenta del amor que nos tiene y conseguir en el silencio de nuestro corazón que crezca nuestro amor a Él..
la puerta, ora a tu Padre que está allí en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará"
San Agustín decía;
"Nuestra oración - apoyada en la humildad y la caridad, en el ayuno y la limosna, en la abstinencia y el perdón de la injuria, en el cuidado que pondremos en hacer el bien en lugar de devolver el mal y de evitar el mal y practicar el bien- busca la paz y la obtiene porque esa oración vuela, sostenida y llevada a los cielos, donde nos ha precedido Jesucristo que es nuestra paz"
Pidamos al Padre, que en esta Cuaresma sepamos acercarnos mucho más a Él y experimentemos la verdadera conversión que haga cambiar nuestras vidas.
MEMM
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