Tengo muy reciente el
impacto de las imágenes de primavera en la Tierra de Jesús. Casi siempre he
hecho la peregrinación en verano o en otoño, pero esta vez al haber sido en la
semana de Pascua, he podido contemplar un paisaje inédito para mí, al ver los
montes verdes, cubiertos de hierba, y las reses pastando por los prados,
circunstancia que hace más fácil poner imágenes al salmo que canta al Pastor
bueno que conduce a sus ovejas a verdes praderas y a fuentes tranquilas.
Si
ubicamos el signo de la multiplicación de los panes en una pradera, junto a
siete fuentes, podemos interpretar dónde y cómo cuida y alimenta el Buen Pastor
a quienes le siguen, con la donación total de sí mismo, hecho alimento y
bebida.
Una imagen que representa a
Jesús en el arte paleocristiano es precisamente la del Buen Pastor; así lo
hemos contemplado a la entrada del teatro de Cesarea Marítima, donde se expone
el hallazgo de una escultura de mármol blanco, algo deteriorada, pero que
permite apreciar muy bien la figura del pastor que lleva sobre los hombros una
oveja.
Este Año
Jubilar de la Misericordia se nos propone como logo la imagen de Dios que carga
a Adán, y en él, a la humanidad entera. Interpreto la intuición del artista: el
Creador lleva sobre sus hombros a su criatura y al ponérsela simbólicamente
como vestido sagrado, como estola, nos muestra el amor de Dios al hombre.
El
Evangelio de San Juan pone en labios de Jesús la declaración: “Mis ovejas
escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida
eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano”. Si esta
declaración se lee en un contexto mayor, descubrimos cómo se revela Dios a
través de su Hijo, quien personaliza al Pastor bueno que apacienta sus ovejas y
las cuida hasta el extremo de morir por ellas.
El texto
del Apocalipsis señala: “Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol
ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y
los conducirá hacia fuentes de aguas vivas”. El pasto y el alimento que nos da
el Señor es su Palabra y su Cuerpo entregado, representados en el sacrificio
del Cordero Pascual.
Pidamos
al Pastor bueno que siga suscitando en su Iglesia pastores según su corazón,
para que no le falte al pueblo de Dios la mediación entrañable de su cuidado.
Ángel Moreno de Buenafuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario