"Yo comprendo cierto temor, pero cerrar las fronteras no resuelve
nada"
Se fue triste a Lesbos y,
después de ver a los refugiados y compartir con ellos, el Papa asegura que "daban ganas de llorar", en
le rueda de prensa a bordo del avión que lo trajo a Roma. Conmovido por la
situación de los refugiados pide a Europa que "recobre la capacidad de
integrar" y asegura que, "aunque comprendo cierto temor, cerrar las
fronteras no resuelve nada".
Usted habla mucho de acogida pero
demasiado poco sobre integración. Al ver lo que está sucediendo en Europa
(muchas ciudades con barrios-guetos, migrantes musulmanes que no logran
integrarse a los valores occidentales), ¿no sería más útil privilegiar a los
migrantes cristianos? ¿Por qué decidió traer consigo a tres familias
musulmanas?
No tomé ninguna decisión
entre cristianos y musulmanes; estas tres familias tenían los documentos en
regla y se podía hacer. Había dos familias cristianas que no tenían los
documentos en regla... No es un privilegio, todos son hijos de Dios. Sobre la
integración, usted dijo una palabra que en nuestra cultura actual parece haber
sido olvidada después de la guerra: ¡hoy en día existen guetos! Y algunos de
los terroristas que han perpetrado atentados son hijos y nietos de personas
nacidas en el país, en Europa. ¿Qué es lo que ha sucedido? No ha habido una
política de integración, y esto, para mí, es fundamental a tal punto que si
usted se fija en la exhortación post-sinodal sobre la familia hay una parte
sobre la integración para las familias en dificultades.
Europa debe recobrar esta
capacidad de integrar, han llegado muchas personas nómadas y han enriquecido su
cultura. Se necesita integración.
Se habla de vigilancia y de reforzar las
fronteras europeas. ¿Es el final de Shengen y del sueño europeo?
No lo sé, pero comprendo
que los pueblos tengan cierto miedo. Lo comprendo. Debemos tener una gran
responsabilidad en la acogida, y uno de los aspectos es justamente cómo
integrar a estas personas. Siempre he dicho que hacer muros no es una solución;
en el siglo pasado vimos la caída de uno... No se resuelve nada. Debemos hacer
puentes, pero los puentes se hacen inteligentemente, con el diálogo, la integración.
Yo comprendo cierto temor, pero cerrar las fronteras no resuelve nada, porque
la clausura, a la larga, daña al propio pueblo, y Europa debe hacer
urgentemente políticas de acogida, de integración, de crecimiento, de trabajo y
de reforma de la economía. Todas estas cosas son ‘puentes' que nos permitirán
no hacer muros.
(El Papa tomó un fajo de
dibujos que le regalaron los niños del campo para refugiados).
Después de lo que he visto,
de lo que ustedes han visto, en ese campo de refugiados, daban ganas de llorar.
Traje unos dibujos para mostrárselos. ¿Qué quieren estos niños? Paz. Es cierto
que en el campo no tienen cursos de educación, pero, ¿qué han visto estos
niños? Este es un dibujo en el que se ve a un niño que se ahoga. Esto lo tienen
en el corazón; hoy, de verdad, daban ganas de llorar. Recuerdan esto. Uno
dibujó al sol llorando. Pero si el sol es capaz de llorar, también a nosotros
nos hará bien una lágrima.
¿Por qué usted no hace diferencia entre
quienes huyen de la guerra y quienes huyen del hambre? ¿Europa puede acoger
toda la miseria del mundo?
Hoy en mi discurso dije que
algunos huyen de las guerras y otros del hambre. Ambos son efecto de la
explotación. Explotación de la tierra: me decía un jefe de gobierno de África
que la primera decisión de su gobierno había sido la reforestación, porque la
tierra se había muerto por la explotación de los bosques. Hay que hacer obras
buenas tanto para quienes huyen de las guerras como para quienes huyen del
hambre. Yo invitaría a los traficantes de armas (en Siria, por ejemplo, ¿quién
les da las armas a esos grupos?) a que pasaran un día en ese campo de
refugiados. Creo que sería saludable para ellos.
Usted dijo esta mañana que era un viaje
triste, conmovedor. Pero algo ha cambiado, porque hay doce personas a bordo, un
pequeño gesto de frente a quienes miran hacia otro lado...
Hago un plagio y no
respondo con una frase mía. Le preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta: ¿por
qué tanto esfuerzo y tanto trabajo solo para acompañar a las personas a morir?
Y ella: es una gota de agua en el mar, pero después de esta gota, el mar ya no
será el mismo. Es un pequeño gesto, pero esos pequeños gestos que todos nosotros,
hombres y mujeres, debemos hacer para tender la mano a los que lo necesitan.
Hemos venido a un país de inmigración,
pero también de política económica de austeridad. ¿Usted tiene un pensamiento
económico de austeridad?
La palabra austeridad tiene
diferentes significados: económicamente significa un capítulo de un programa;
políticamente es otra cosa; espiritualmente es otra cosa. Cuando yo hablo de
austeridad me refiero a la comparación con el desperdicio. Escuché en la FAO
que con la comida desperdiciada se podría resolver el hambre en el mundo, y
nosotros, en nuestra casa, ¡cuántos desperdicios hacemos sin quererlo! Es esta
la cultura del descarte y del desperdicio. Uso la austeridad en sentido
cristiano.
Hoy por la mañana se reunió con el
candidato demócrata estadounidense Bernie Sanders. ¿Quiso inmiscuirse en la
política estadounidense?
Esta mañana, mientras
salía, estaba el senador Sanders, que vino al congreso sobre la
"Centesimus annus". Él sabía que yo salía a esa hora y tuvo la
gentileza de vernir a saludarme, él con su esposa y otra pareja que se estaba
quedando en Santa Marta, como todos los miembros del congreso. Cuando bajé a
saludarlo, nada más un apretón de manos. Esta se llama educación, no mezclarse
en la política. Si alguien cree que saludar sea inmiscuirse en la política, le
recomiendo que se encuentre un psiquiatra.
Quisiera hacer una pregunta sobre la
exhortación «Amoris laetitia»: como usted bien sabe ha habido muchas
discusiones sobre uno de los puntos: algunos sostienen que no ha cambiado nada
para que los divorciados que se han vuelto a casar accedan a los sacramentos; otros
sostienen que ha cambiado mucho y que hay muchas nuevas aperturas. ¿Hay nuevas
posibilidades concretas o no?
Yo puedo decir que sí. Pero
sería una respuesta demasiado pequeña. Les recomiendo que lean la presentación
del documento que hizo el cardenal Schönborn, que es un gran teólogo y que ha
trabajado en la Congregación para la Doctrina de la Fe.
¿Por qué puso en una nota y no en el texto
la referencia al acceso a los sacramentos?
Escuche, uno de los últimos
Papas, hablando sobre el Concilio, dijo que había dos concilios: el Vaticano
II, en San Pedro, y el de los medios de comunicación. Cuando convoqué al primer
Sínodo, la gran preocupación de la mayor parte de los medios era: ¿podrán
comulgar los divorciados que se han vuelto a casar? Como yo no soy santo, esto
me dio un poco de fastidio y un poco de tristeza. Porque esos medios no se dan
cuenta de que no es ese el problema importante. La familia está en crisis, los
jóvenes ya no quieren casarse, hay una disminución de la natalidad en Europa
que es para llorar, la falta de trabajo, los niños crecen solos... Estos son
los grandes problemas. No me acuerdo de esa nota, pero si está en una nota es
porque se trata de una cita de la «Evangelii gaudium».
Traducción de Vatican
Insider
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