Como cristianos queremos
ofrecer nuestra contribución para superar la crisis ecológica que está viviendo
la humanidad», reiteró el Papa Francisco, invitando a la Liturgia de la
Palabra que presidirá, en la I Jornada Mundial de Oración por
el Cuidado de la Creación, instituida por él mismo, con el anhelo de
impulsar la conversión ecológica y el ecumenismo. Invitación que el Obispo de
Roma pronunció en la última audiencia general de agosto, la número cien de su
Pontificado:
«El próximo martes, 1º de septiembre, se
celebrará la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. En
comunión de oración con nuestros hermanos ortodoxos y con todas las personas de
buena voluntad, queremos ofrecer nuestra contribución a la superación de la
crisis ecológica que está viviendo la humanidad.
En todo el mundo, las diversas realidades eclesiales
locales han programado oportunas iniciativas de oración y de reflexión, para
hacer que esa Jornada sea un momento fuerte también con vistas a la
asunción de estilos de vida coherentes.
Con los obispos, sacerdotes, personas
consagradas y fieles laicos de la Curia romana, nos encontraremos en la Basílica
de San Pedro a las 17.00 para la Liturgia de la Palabra, a la que
desde ahora invito a participar a los romanos, a los peregrinos y a cuantos lo
deseen».
En su carta a los Cardenales Turkson y Koch, presidentes respectivamente de los Pontificios Consejos Justicia
y Paz y para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, fechada en la Fiesta de la Transfiguración del Señor, de 2015,
el Papa Bergoglio escribe:
«Debemos ante todo extraer de nuestro
rico patrimonio espiritual las motivaciones que alimentan la pasión por el
cuidado de la creación, recordando siempre que, para los creyentes en Jesucristo,
Verbo de Dios hecho hombre por nosotros, «la espiritualidad no está
desconectada del propio cuerpo, ni de la naturaleza o de las realidades de este
mundo, sino que vive con ellas y en ellas, en comunión con todo lo que nos
rodea» (cf. Carta Enc. Laudato si’, 216).
Con su Encíclica Alabado seas, hace hincapié
en que la crisis ecológica nos llama a una «profunda conversión espiritual». Y
que los cristianos estamos llamados a una «conversión ecológica»,
que implica dejar brotar todas las consecuencias del encuentro con Jesucristo
en las relaciones con el mundo que nos rodea (ibíd., 217). De hecho, «vivir la
vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de
una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto
secundario de la experiencia cristiana» (ibíd.).
Por lo que el Santo Padre anhela que la
Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación ofrezca «a cada
creyente y a las comunidades una valiosa oportunidad de renovar la adhesión
personal a la propia vocación de custodios de la creación, elevando a Dios unaacción
de gracias por la maravillosa obra que Él ha confiado a nuestro
cuidado, invocando suayuda para la protección de la creación y su misericordia por
los pecados cometidos contra el mundo en el que vivimos».
(CdM – RV)
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