"No puede consentirlo el pueblo
soberano sin perder a jirones su dignida
Mientras que Turquía o el Líbano acogen a
millones de refugiados, España ha aceptado en lo que va de año a 130
No
sé por dónde empezar, amigos,... veo esas fotos de niños
"sirios" ahogados en las playas griegas e italianas,
o aterrados junto a una valla de cuchillas afiladas, pienso en ellos, en sus
padres... me pongo en su lugar mirando el rostro de los hijos de mi casa... y
no sé cómo seguir.
No
puedo ir a esa comida de familia, a esa compra en rebajas, a esa playa, a esa
fiesta, a ese viaje, a ese bautizo... no puedo guardar para mí ese dinero ahorrado... no puedo ensimismarme
en esa novela, en esa oración de la tarde, en esa visita cultural... y no sé
cómo seguir.
¿De qué sirve la fe..., o la ética humanista, si no nos movilizan en esta
causa, hasta "y dejándolo todo, le siguieron"? Tiene que reaccionar la iglesia mucho más. No puede
seguir de vacaciones nadie con alguna responsabilidad en ella. No puede pasar
de puntillas una clase política en Europa que sólo mira por su reelección
temprana.
No
puede consentirlo el pueblo soberano sin perder a jirones su dignidad. Asco de patrias y naciones, sí, que al
cabo sirven ante todo para asegurar lo nuestro.
Mientras
que Turquía o el Líbano acogen a millones de refugiados, España ha aceptado en
lo que va de año a 130, según datos
de Médicos sin Frontera. Estos niños, estas víctimas, son la primera ideología
social y la primera ortodoxia religiosa.
La Iglesia tiene que decirlo a tiempo y a destiempo. Francisco debe hacer todavía más. Y nosotros vamos a
recuperar el aliento y extender esto por doquier, vamos a movilizar las
conciencias y la mano de los ciudadanos... hay ONGs haciendo mucho "in
situ", pero los Gobiernos y los "pueblos de Europa" no
reaccionan todavía.
Vamos a
movilizarnos boca a boca, mano con mano, hasta conseguir que la Europa política
y económica dé una salida digna a estas personas. Ellas somos ya nosotros y nuestros
niños. ¡Ponte en su lugar! No es una opción, es una necesidad de tu corazón de
persona.
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