LUNES SANTO
“Venid, y al mismo tiempo
que ascendemos al monte de los Olivos, salgamos al encuentro de Cristo que
vuelve hoy de Betania y por propia voluntad se apresura hacia su venerable y
dichosa pasión para poner fin al misterio de la salvación de los hombres”. (San
Andrés de Creta)
LA CASA
Siempre
me resulta significativa la referencia a Betania en los días previos a la Pasión
del Señor, y el que Jesús escogiera ese recinto amigo. Así lo señala el Cuarto
Evangelio: “Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía
Lázaro, a quien habla resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una
cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con Él a la mesa” (Jn
12, 1).
Betania significa la “casa
del amigo”. Si además hacemos imaginariamente el recorrido que Jesús hizo a
diario los días últimos de su vida terrena, deberemos pasar por Betfagué, que
significa “la casa de los higos”; y si escuchamos la orden que el Maestro dio a
dos de sus discípulos, de que buscaran a Fulano para que les dejara la casa
para celebrar la cena pascual, descubrimos una reiteración evidente de espacios
domésticos.
La ley de Moisés mandaba
celebrar la Pascua juntos todos los de casa, y si eran pocos, que invitaran a
los vecinos, pero se debía celebrar en familia, en el recinto íntimo.
Al inicio de la Semana Santa, los cristianos recibimos la invitación de Jesús a reunirnos como familia, en los recintos comunitarios para celebrar los días santos que fundamenta nuestra fe, la memoria de la última Cena, de la Pasión y Resurrección de Jesucristo.
Al inicio de la Semana Santa, los cristianos recibimos la invitación de Jesús a reunirnos como familia, en los recintos comunitarios para celebrar los días santos que fundamenta nuestra fe, la memoria de la última Cena, de la Pasión y Resurrección de Jesucristo.
¿Has
programado ya dónde celebrar estos días? La fe no se puede vivir de manera
aislada. Bastante intemperie sufrimos para que no arriesguemos también la
experiencia de pertenencia al grupo de los discípulos de Jesús.
¿Cuál
será tu Betania? O si quieres, te pregunto de otra manera: ¿Estás dispuesto a
ser anfitrión, casa, espacio familiar, pertenencia en los próximos días santos?
En
Betania aconteció que a Jesús le lavó y perfumó los pies la mujer pecadora, y
en el Cenáculo, el Maestro se pondrá a los pies de los discípulos para lavarles
los pies. Desde una lectura icónica, el Maestro repite el gesto de la mujer, y
expresa su amor a los discípulos de manera entrañable.
El año de
la Misericordia, Betania es recinto donde se aprende a servir con amor, y a
tener los gestos más sensibles y afectivos con Jesús, y con quienes hoy son
sacramento suyo, a quienes también deberemos lavar los pies.
Ángel Moreno de Buenafuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario