Tras ser rescatados por la Guardia Civil en el mar y trasbordados a la Salvamar Hamal, los migrantes fueron llevados al puerto de Motril, Granada, el pasado 3 de junio. Entre ellos cinco menores de edad y seis mujeres, algunas en aparente mal estado de salud.
Tras bajar del barco de rescate sobre las 19:30 horas, las 92 personas fueron recibidas por Cruz Roja, y tras una breve conversación de un minuto sobre su estado de salud, y la entrega de calzado, ropa y alimentos, la mayoría de ellas fueron llevados al calabozo por la Policía Nacional. Unas 20 personas pasaron al cuarto de Cruz Roja para ser atendidas por los voluntarios y enfermera. Tras varias horas todas fueron ingresadas en el calabozo. Ninguna fue trasladada al hospital.
Las menores y adultos permanecieron durante tres días en el calabozo durmiendo en el suelo, con unas esterillas por todo acomodo en los aproximadamente dos metros cuadrados de espacio por persona. Las mujeres disponen de varias literas.
Tras más de 72 horas encerrados, a las 19:40 horas del lunes, 5 de junio, las personas migrantes fueron sacadas del calabozo, atadas de dos en dos, e introducidas en un autobús privado escoltado por dos furgonetas de la unidad antidisturbios de la UIP.
El periodista fue identificado, y sus datos apuntados, por el mando de la fuerza de escolta hasta que los últimos migrantes estuvieron el autobús con dirección al CIE por orden del juez. Un reciente informe del Servicio Jesuita a Migrantes indica que el 75 % de los internados en los CIE son personas recién llegadas en pateras que no han tenido ocasión de cometer delito alguno y que la mayoría no son expulsados. EL SJM califica de «desproporción e ineficiencia que añade sufrimiento» al internamiento en los CIE y el cardenal Osoro ha pedido «alternativas dignas» a los CIE.
Alfa y Omega
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