sábado, 31 de octubre de 2015

Mons. Romero “pastor bueno, lleno de amor de Dios y cercano a sus hermanos”

Queridos hermanos en el Episcopado, autoridades, sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, hermanos y hermanas.
      Con mucha alegría recibo hoy su visita y, al darles la más cordial bienvenida, deseo manifestarles también mi afecto por todos los hijos de la querida nación salvadoreña. Agradezco a Mons. José Luis Escobar, Presidente de la Conferencia Episcopal, sus amables palabras. A todos ustedes, muchas gracias por su presencia calurosa y entusiasta.
        Los trae a Roma la alegría por el reconocimiento como beato de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Pastor bueno, lleno de amor de Dios y cercano a sus hermanos que, viviendo el dinamismo de las bienaventuranzas, llegó hasta la entrega de su vida de manera violenta, mientras celebraba la Eucaristía, Sacrificio del amor supremo, sellando con su propia sangre el Evangelio que anunciaba.
        Desde los inicios de la vida de la Iglesia, los cristianos, persuadidos por las palabras de Cristo, que nos recuerda que «si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo» (Jn 12,24), hemos tenido siempre la convicción de que la sangre de los mártires es semilla de cristianos, como dice Tertuliano. Sangre de un gran número de cristianos mártires que también hoy, de manera dramática, sigue siendo derramada en el campo del mundo, con la esperanza cierta que fructificará en una cosecha abundante de santidad, de justicia, reconciliación y amor de Dios. Pero recordemos que mártir no se nace. Es una gracia que el Señor concede, y que concierne en cierto modo a todos los bautizados. El Arzobispo Romero recordaba: «Debemos estar dispuestos a morir por nuestra fe, incluso si el Señor no nos concede este honor... Dar la vida no significa sólo ser asesinados; dar la vida, tener espíritu de martirio, es entregarla en el deber, en el silencio, en la oración, en el cumplimiento honesto del deber; en ese silencio de la vida cotidiana; dar la vida poco a poco» (Audiencia General, 7 enero 2015).
        El mártir, en efecto, no es alguien que quedó relegado en el pasado, una bonita imagen que engalana nuestros templos y que recordamos con cierta nostalgia. No, el mártir es un hermano, una hermana, que continúa acompañándonos en el misterio de la comunión de los santos, y que, unido a Cristo, no se desentiende de nuestro peregrinar terreno, de nuestros sufrimientos, de nuestras angustias. En la historia reciente de ese querido país, al testimonio de Mons. Romero, se ha sumado el de otros hermanos y hermanas, como el padre Rutilio Grande, que, no temiendo perder su vida, la han ganado, y han sido constituidos intercesores de su pueblo ante el Viviente, que vive por los siglos de los siglos, y tiene en sus manos las llaves de la muerte y del abismo (cf. Ap 1,18). Todos estos hermanos son un tesoro y una fundada esperanza para la Iglesia y para la sociedad salvadoreña. El impacto de su entrega se percibe todavía en nuestros días. Por la gracia del Espíritu Santo, fueron configurados con Cristo, como tantos testigos de la fe de todos los tiempos.
        Queridos amigos salvadoreños, a pocas semanas del inicio el Jubileo extraordinario de la Misericordia, el ejemplo de Mons. Romero constituye para su querida nación un estímulo y una obra renovada de la proclamación del Evangelio de Jesucristo, anunciándolo de modo que lo conozcan todas las personas, para que el amor misericordioso del Divino Salvador invada el corazón y la historia de su buena gente. El santo pueblo de Dios que peregrina en el Salvador tiene aún por delante una serie de difíciles tareas, sigue necesitando, como el resto del mundo, del anuncio evangelizador que le permita testimoniar, en la comunión de la única Iglesia de Cristo, la auténtica vida cristiana, que le ayude a favorecer la promoción y el desarrollo de una nación en busca de la verdadera justicia, la auténtica paz y la reconciliación de los corazones.
        En esta ocasión, con tanto afecto por cada uno de ustedes aquí presentes y por todos los salvadoreños, hago míos los sentimientos del beato Monseñor Romero, que con fundada esperanza ansiaba ver la llegada del feliz momento en el que desapareciera de El Salvador la terrible tragedia del sufrimiento de tantos de nuestros hermanos a causa del odio, la violencia y la injusticia. Que el Señor, con una lluvia de misericordia y bondad, con un torrente de gracias, convierta todos los corazones y la bella patria que les ha dado, y que lleva el nombre del Divino Salvador, se convierta en un país donde todos se sientan redimidos y hermanos, sin diferencias, porque todos somos una sola cosa en Cristo nuestro Señor (cf. Mons. Óscar Romero, homilía en Aguilares, 19 junio 1977).
        Quisiera añadir algo también que quizás pasamos de largo… el martirio de monseñor Romero no fue puntual en el momento de su muerte, fue un martirio, testimonio de sufrimiento anterior: persecución anterior hasta su muerte. Pero también posterior porque una vez muerto -yo era sacerdote joven y fue testigo de eso- una vez muerto fue difamado, calumniado, ensuciado. Su martirió se continuó incluso por hermanos suyos en el sacerdocio y en el episcopado.
         No hablo de oídas, he escuchado esas cosas, ósea que es lindo verlo también así, un hombre que sigue siendo mártir, bueno ahora ya creo que casi ninguno se atreva, pero que después de haber dado su vida siguió dándola dejándose azotar por todas esas incomprensiones y calumnias. Eso da fuerza, solo Dios sabe, solo Dios sabe las historias de las personas y cuántas veces a personas que ya han dado su vida o han muerto se les sigue lapidando con la piedra más dura que existe en el mundo: la lengua.
         Por intercesión de Nuestra Señora de la Paz, cuya fiesta hemos celebrado hace pocos días, invoco la bendición de Dios sobre ustedes y todos los amadísimos hijos e hijas de esa bendita tierra.
        Muchas gracias.
(from Vatican Radio)

Papa: Dios perdona como Padre. En Jesús apuesta su corazón por nosotros y la humanidad

«Dios se compadece por cada uno de nosotros y por la humanidad,  ha mandado a su Hijo, nuestro Señor Jesús para sanarla, para regenerarla, para renovarla», recordó el Papa Francisco en su homilía de la Misa, en la Capilla de la Casa de Santa Marta, que centró en la compasión de Dios.
El Santo Padre habló en español y puso de relieve que la compasión de Dios no tiene nada que ver con el tener lástima:
«Es interesante que en la parábola, que todos conocemos del hijo pródigo, se dice que cuando el padre – que es la figura de Dios que perdona – ve venir a su hijo se compadeció. La compasión de Dios no es tener lástima, no tiene nada que ver una cosa con la otra».
Puedo tener lástima de un perro que se está muriendo, pero la compasión de Dios, -  explicó el Papa -  es meterse en el corazón del otro, con corazón de Padre, por eso envió a su Hijo:
«Jesús curaba a la gente pero no era un curandero. Curaba a la gente como signo, además de curarla en serio, pero como signo de esa compasión de Dios, para salvar. Para volver a poner en su sitio. A la oveja perdida, en el corral… la moneda perdida, para aquella señora, en el monedero…
¡Dios se compadece! ¡Dios apuesta su corazón de Padre! ¡Apuesta su corazón por cada uno de nosotros! ¡Cuando Dios perdona, perdona como Padre! No como un empleado judicial, que lee un expediente y dice: sí, realmente puede ser absuelto, porque no hay materia tal…
¡Dios perdona de adentro! ¡Perdona porque se metió en el corazón de esa persona!»
Jesús ha sido enviado por el Padre para «traer la Buena Nueva, para liberar al que se siente oprimido», volvió a recordar el Obispo de Roma, para luego hacer hincapié en que Jesús ha sido enviado por el Padre para «meterse en cada uno de nosotros, liberándonos de nuestros pecados, de nuestros males y para llevarlos»:
«Y esto es lo que hace un cura: conmoverse, comprometerse con la vida de la gente. Porque un cura es sacerdote como Jesús es sacerdote. ¡Cuántas veces después nos tuvimos que ir a confesar! Pero ¡cuántas veces criticamos a los curas que no les interesa lo que les pasa que a sus feligreses, que no se preocupan. No, no es un buen cura, decimos. Un buen cura es el que se mete».
Un buen cura es el que se implica en todos los problemas humanos, volvió a señalar el Papa Francisco, que saludó al Card. Javier Lozano Barragán, que participó en la Misa, en ocasión de sus 60 años de sacerdocio. El Santo Padre se refirió al servicio que el purpurado mexicano ha ofrecido a la Iglesia y agradeció en particular su empeño en el dicasterio para los Agentes Sanitarios: «al servicio que la Iglesia brinda a los enfermos» - dijo. Y dando gracias a Dios por estos 60 años de sacerdocio, añadió que son un regalo que el Señor concede al Card. Barragán.
(CdM – RV)

Monseñor Fidel Herráez Vegas, nuevo arzobispo de Burgos

Madrid monseñor Fidel Herráez Vegas como nuevo arzobispo de Burgos, la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) quiere hacer público el siguiente comunicado:
"Su Santidad el Papa Francisco ha nombrado este viernes a monseñor Fidel Herráez Vegas nuevo arzobispo de Burgos. Desde la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y sus diferentes Obras queremos transmitir a nuestro querido consiliario nacional nuestra más sincera y afectuosa felicitación.
Asimismo, en oración, encomendamos su nueva e importante misión apostólica a la intercesión de nuestros santos patronos, la Virgen Inmaculada y el apóstol San Pablo, así como a la de los beatos mártires, para que dé abundante fruto pastoral en la archidiócesis burgalesa".
La ACdP es una asociación centenaria de laicos que, en el momento actual, promueve, entre otras obras, el Colegio Mayor Universitario de San Pablo, la Fundación Abat Oliba, la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria, la Fundación San Pablo Andalucía CEU, la Fundación San Pablo Castilla y León CEU y la Fundación Universitaria San Pablo CEU.
El CEU es una institución educativa sin ánimo de lucro fundada en 1933 por el siervo de Dios Ángel Herrera Oria, integrada por tres universidades privadas (Madrid, Barcelona y Valencia), diez colegios y otros centros de enseñanza, en los que estudian más de treinta y un mil alumnos.


La persona sea centro de la economía ética y empresarios guiados por el Evangelio, pidió el Papa

Con el Evangelio y el Magisterio social de la Iglesia, los empresarios católicos sean artífices del desarrollo al servicio del bien común, en la familia, en el trabajo, en la sociedad y en el cuidado de la creación, con especial atención a los más necesitados, exhortó el Papa Francisco al recibir a numerosos miembros de la Unión Cristiana de Empresarios y Dirigentes, asociación eclesial, reconocida por los Obispos italianos.
El Santo Padre recordó la importancia de que se tutele «la armonización entre trabajo y familia» y el derecho de las trabajadoras, en su vocación a la maternidad y a la presencia en los hogares. Y puso de relieve asimismo que «las instituciones, los empresarios, los economistas, los organismos financieros y bancarios» y todos los sujetos implicados en el mundo laboral tienen la responsabilidad de actuar con «ética», «honradez» y «competencia».
Con su llamada a poner en el centro a la persona humana, alentó a los empresarios a mantener el Evangelio vivo en sus corazones, en sus mentes y en sus acciones. Y con su invitación a ser misioneros en la dimensión social del Evangelio, el Papa Francisco recordó el Jubileo de la Misericordia:
«Esta llamada a ser misioneros en la dimensión social del Evangelio, en el mundo difícil y complejo del trabajo, de la economía y de la empresa, conlleva también una apertura evangélica a las diversas situaciones de pobreza y de fragilidad. Se trata, también aquí, de una actitud, de un estilo con el cual llevar adelante los programas de promoción y asistencia, incrementando las numerosas y beneméritas obras concretas del compartir y de la solidaridad que sostienen en varias partes de Italia. Éste será también un modo que les es propio para poner en práctica la gracia del Jubileo de la Misericordia».
(CdM - RV)


«Los que se esforzaron en practicar la misericordia serán juzgados con misericordia» San Agustín


De los comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos: «Los que se esforzaron en practicar la misericordia serán juzgados con misericordia»

Regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. ¿Qué significan esta justicia y esta fidelidad? En el momento de juzgar reunirá junto a sí a sus elegidos y apartará de sí a los demás, ya que pondrá a unos a la derecha y a otros a la izquierda.¿Qué más justo y equitativo que no esperen misericordia del juez aquellos que no quisieron practicar la misericordia antes de la venida del juez? En cambio, los que se esforzaron en practicar la misericordia serán juzgados con misericordia. Dirá, en efecto, a los de su derecha: Venid, vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Y les tendrá en cuenta sus obras de misericordia: Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber, y lo que sigue.
Y a los de su izquierda ¿qué es lo que les tendrá en cuenta? Que no quisieron practicar la misericordia. ¿Y a dónde irán? Id al fuego eterno. Esta mala noticia provocará en ellos grandes gemidos. Pero, ¿qué dice otro salmo? El recuerdo del justo será perpetuo. No temerá las malas noticias. [...]

¿Acaso, porque tú eres injusto, el juez no será justo? O, ¿porque tú eres mendaz, no será veraz el que es la verdad en persona? Pero, si quieres alcanzar misericordia, sé tú misericordioso antes de que venga: perdona los agravios recibidos, da de lo que te sobra. [...] 
Éstas son las víctimas agradables a Dios: la misericordia, la humildad, la alabanza, la paz, la caridad. Si se las presentamos, entonces podremos esperar seguros la venida del juez que regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.

Fuente: News.va

El Señor no rechaza a su pueblo.


Sal 93, 12-13a. 14-15. 17-18 

El Señor no rechaza a su pueblo.
Dichoso el hombre a quien tú educas, 
al que enseñas tu ley, 
dándole descanso tras los años duros.
El Señor no rechaza a su pueblo.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo, 
ni abandona su heredad: 
el justo obtendrá su derecho, 
y un porvenir los rectos de corazón.
El Señor no rechaza a su pueblo.
Si el Señor no me hubiera auxiliado, 
ya estaría yo habitando en el silencio. 
Cuando me parece que voy a tropezar, 
tu misericordia, Señor, me sostiene.
El Señor no rechaza a su pueblo.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido


Lectura del santo evangelio según san Lucas 14, 1.7-11
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola:
-«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá:
"Cédele el puesto a éste."
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
"Amigo, sube más arriba."
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Palabra del Señor

viernes, 30 de octubre de 2015

DIOS MÍO, TÚ ILUMINAS MIS TINIEBLAS


Del salmo 18: 

Alabado sea Dios, mi salvación

Tú eres mi lámpara, Señor; 
Dios mío, Tú iluminas mis tinieblas. 
Contigo puedo asaltar una muralla; 
con mi Dios, puedo escalar cualquier muralla.


Alabado sea Dios, mi salvación

El camino de Dios es perfecto, 
la promesa del Señor es digna de confianza. 
El Señor es un escudo para los que se refugian en Él, 
porque ¿quién es Dios fuera del Señor?


Alabado sea Dios, mi salvación

¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! 
¡Glorificado sea el Dios de mi salvación, 
Tú me liberas de mis enemigos; 
por eso te alabaré entre las naciones 
y cantaré, Señor, en honor de tu Nombre.



Alabado sea Dios, mi salvación


Fuente: News.va

HACER EL BIEN EN TODO MOMENTO




Evangelio según San Lucas 14,1-6.

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de Él había un hombre enfermo de hidropesía.

Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: "¿Está permitido curar en sábado o no?".

Pero ellos guardaron silencio. Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió.

Y volviéndose hacia ellos, les dijo: "Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?".

A esto no pudieron responder nada. 

El Papa advierte a los colegios españoles que excluir a los padres es "amputar" la educación de sus hijos

Escuelas Católicas pide que la libertad de enseñanza "sea reconocida y garantizada de forma real"

Congreso de Escuelas Católicas
El Papa Francisco ha advertido a los colegios españoles de que si excluyen a los padres así como sus creencias y valores están realizando "una amputación grave" en la educación de los niños. Así lo indica el Pontífice en una carta enviada al presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza, monseñor César Franco, con motivo del XIII Congreso de Escuelas Católicas que se celebra desde este jueves en Madrid.

"Si la escuela prescinde o, peor aún, excluye a los padres, sus creencias, sus valores, su patrimonio espiritual y moral, estaría realizando una grave amputación en la educación de los niños privándolos de una dimensión esencial para sus vidas", alerta Francisco en la carta que han leído durante el congreso y en la que se dirige a padres, alumnos, profesores y personal no docente de los centros educativos católicos de España.

Concretamente, el Papa destaca "el papel de los padres y de toda la familia en la escuela" porque, según precisa, educar es también "un acto de amor" y "son ellos los que tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos".

Asimismo, pide que los profesores de las escuelas católicas sean "profesionales" pero, sobre todo, "coherentes" y espera que este sea el aspecto "distintivo" de estos colegios. "Los niños y jóvenes tienen derecho ciertamente a recibir una educación de calidad impartida con competencia y profesionalidad pero sobre todo necesitan una educación de calidad humana, moral y espiritual y para ello es imprescindible el testimonio y coherencia de los profesores, este debe ser un aspecto fundamental y distintivo de la escuela católica", subraya.

De esta forma, según apunta, los maestros pueden ayudar al niño a "crecer como persona" y abrirse a la realidad "no con actitud posesiva ni con prejuicios ideológicos sino con una mirada de asombro y respeto ante el misterio de la vida".
 El Papa reconoce que hay "muchas dificultades y obstáculos" a las que se enfrentan los profesores "en este momento particularmente complejo de la historia" y, por ello, les agradece su "dedicación, compromiso, ilusión y generosidad".

Por otro lado, Francisco pide a las escuelas que no olviden educar a sus alumnos para que "luchen contra la cultura del descarte y la marginación" porque, según recuerda, educar supone también "abrirse a una amplia dimensión social" y, a su juicio, es "una obligación compartir con los pobres y necesitados el pan de la cultura".
En este sentido, ha puesto de relieve la "larga historia de amor, servicio y promoción que la escuela católica española siempre ha protagonizado en favor de los niños más pobres y desfavorecidos" y la ha alentado a ser junto a las familias, "cada vez más, taller de esperanza".
Por su parte, el secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Marcial Marín, afirmó este jueves que las distintas redes educativas (pública, concertada y privada) deben tener la misma importancia en cuanto a su consideración y rechazó que la segunda sea "subsidiaria de la primera" o vista como opción "residual".
En la inauguración del 13 congreso Nacional de Escuelas Católicas, Marín defendió "el derecho a la libertad de elección de las familias" en el ámbito educativo, "un derecho que se queda vacío de contenido si no podemos elegir el centro en que queremos que estudien nuestros hijos".
"Esta libertad está recogida en la Constitución española y desarrollada en distintas leyes educativas", apuntó, con lo que "al defender esta libertad de las familias estamos defendiendo derechos constitucionales, aunque algunos pretendan ignorarlo".
Por eso, Marín quiso hacer suyo el lema del congreso, 'Sabemos educar. Libertad y compromiso', pues para lograr una enseñanza de calidad hacen falta libertad de elección y "compromiso por parte de familias, centros, profesores y administraciones públicas".
Además, lamentó que el tema de la religión "sea recurrente" en campaña electoral, e insistió en que la ley actual no impone esta materia a nadie. Hay 3,5 millones de familias que la han elegido "libremente", afirmó, y ese derecho "debemos garantizarlo, igual que el de escoger otras creencias o la materia de Valores Éticos y Cívicos".

Asimismo, pidió al PSOE "no hacer demagogia con promesas que no puede cumplir", pues mientras que España no denuncie los acuerdos con la Santa Sede, debe ofrecer la religión católica en la enseñanza. "Al ser una materia reglada debe impartirse dentro del horario escolar", recalcó Marín.

jueves, 29 de octubre de 2015

Papa: Dios no condena porque nos ama con ternura, ésta es nuestra victoria

«Nada podrá separarnos nunca del amor de Dios, en Cristo Jesús Nuestro Señor», reiteró el Papa Francisco en su homilía, en la Misa de la mañana, en la Casa de Santa Marta.
Nuestra victoria es el amor inexplicable de Dios
Con la primera lectura de San Pablo que explica que los cristianos son vencedores porque «Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?», el Santo Padre hizo hincapié en que si Dios nos salva ¿quién nos condenará? Y señaló que lo único que nos hace vencedores es el amor de Dios:
«No es que nosotros somos vencedores contra nuestros enemigos, contra el pecado ¡No! Nosotros estamos tan enlazados al amor de Dios, que ninguna persona, ninguna potencia, ninguna cosa nos  podrá separar de este amor. Pablo ha visto en el don, ha visto más, lo que da el don: es el don de la recreación, es el don de la regeneración en Cristo Jesús. Ha visto el amor de Dios. Un amor que no se puede explicar».
La impotencia de Dios es su incapacidad de no amar
«Cada hombre, cada mujer puede rechazar el don y preferir su vanidad, su orgullo, su pecado. Pero el don está»:
«El don es el amor de Dios, un Dios que no puede separarse de nosotros. Esa es la impotenciade Dios. Nosotros decimos: ‘¡Dios es poderoso, lo puede todo! Menos una cosa: ¡separarse de nosotros! En el Evangelio esa imagen de Jesús que llora sobre Jerusalén, nos hace comprender algo de este amor. ¡Jesús ha llorado! Ha llorado sobre Jerusalén y en ese llanto está toda la impotencia de Dios: su incapacidad de no amar, de no separarse de nosotros».
Dios nos dice aún hoy que nos ama con su ternura de papá, en Cristo Señor Nuestro, que es nuestra seguridad

«Jesús lloró sobre Jerusalén que mata a sus profetas, aquellos que anuncian la salvación. Y Dios le dice a Jerusalén y nos lo dice a todos: ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como una clueca hace con sus polluelos bajo sus alas y ustedes no han querido! Es una imagen de ternura», reiteró el Papa Francisco, evocando una vez más las palabras de Jesús: ¡Cuántas veces quise sentir esta ternura, este amor, como la clueca con sus polluelos y ustedes lo han rechazado». Por ello San Pablo comprende y puede decir que está convencido de que  «ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor»
«¡Dios no puede no amar! Ésta es nuestra seguridad. Yo puedo rechazar ese amor, puedo rechazar como rechazó el buen ladrón, hasta el final de su vida. Pero, allí lo esperaba ese amor. El más malo, el más blasfemador es amado por Dios, con una ternura de padre, de papá. Y, como dice Pablo, como dice el Evangelio, como dice Jesús: ‘Como una clueca con sus polluelos’. Y Dios el Poderoso, el Creador puede hacer todo: ¡Dios llora! En este llanto de Jesús sobre Jerusalén, en esas lágrimas, está todo el amor de Dios. Dios llora por mí, cuando me alejo; Dios llora por cada uno de nosotros; Dios llora por los malvados, que hacen tantas cosas feas, tanto mal a la humanidad… Espera, no condena, llora. ¿Por qué? ¡Porque ama!»
(CdM - RV)

BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR


Evangelio según San Lucas 13,31-35.

En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: "Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte".

Él les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado. Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!

Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".

miércoles, 28 de octubre de 2015

La audiencia general del último miércoles de octubre que el Papa Francisco celebró en una lluviosa Plaza de San Pedro ante miles de fieles y peregrinos de numerosos países, tuvo un carácter interreligioso para recordar juntos – tal como el mismo Pontífice explicó – el 50° aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II “Nostra ætate” sobre las relaciones de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas. Por esta razón, al dirigirse – hablando en italiano – a los numerosos fieles presentes el Santo Padre explicó que a estas audiencias semanales suelen asistir personas o grupos pertenecientes a otras religiones; mientras en esta ocasión su presencia era especial, en virtud del recuerdo de los cincuenta años transcurridos desde la promulgación de la Declaración Conciliar sobre las relaciones de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas. Y añadió que este tema fue de gran interés para el beato Papa Pablo VI, quien ya en la fiesta de Pentecostés del año anterior a la conclusión del Concilio, había instituido el Secretariadopara los no cristianos, actual Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. Francisco expresó su gratitud y calurosa bienvenida a las personas y a los grupos de diversas religiones, de modo especial – dijo – a los que vinieron desde lejos. Tras afirmar que elConcilio Vaticano II fue un tiempo extraordinario de reflexión, diálogo y oración para renovar la mirada de la Iglesia Católica sobre sí misma y sobre el mundo, el Papa Bergoglio destacó brevemente algunos puntos del mensaje siempre actual de la declaración “Nostra ætate”. Entre ellos: la creciente interdependencia de los pueblos; la búsqueda del sentido de la vida, del sufrimiento y de la muerte; el origen y destino común de la humanidad; la unicidad de la familia humana; o las religiones como búsqueda de Dios o de lo absoluto en las diversas etnias y culturas. Entre los tantos eventos e iniciativas que se llevaron a cabo en estos últimos cincuenta años, el Santo Padre destacó el Encuentro de Asís del 27 de octubre de 1986 querido por San Juan Pablo II, quien, además, hace treinta años se dirigía a los jóvenes musulmanes en Casablancadeseando que todos los creyentes en Dios favorecieran la amistad y la unión entre los hombres y los pueblos. Por esta razón afirmó que “la llama encendida en Asís, se ha extendido a todo el mundo y constituye un signo permanente de esperanza”. El Obispo de Roma se refirió, con especial gratitud a Dios, a la trasformación que tuvo en estos cincuenta años la relación entre cristianos y judíos, en que la indiferencia y oposición, dejaron paso a la colaboración y a la benevolencia. “De enemigos y extraños – dijo – nos hemos vuelto amigos y hermanos”. Francisco afirmó asimismo que el mundo exhorta a los creyentes a colaborar entre nosotros y con los hombres y mujeres de buena voluntad que no profesan religión alguna, pidiendo respuestas efectivas sobre temas tan diversos como la paz, el hambre, la miseria que aflige a millones de personas, la crisis ambiental, la violencia, especialmente la cometida en nombre de la religión, la corrupción, la degradación moral, las crisis de la familia, de la economía, de la finanza, y, sobre todo, de la esperanza. Hacia el final de su catequesis el Papa dijo que el inminente Jubileo Extraordinario de la Misericordia, es una ocasión propicia para trabajar juntos en el ámbito de las obras de caridad, en el que cuenta especialmente la compasión y al que pueden unirse tantas personas que no se sienten creyentes o que están en busca de Dios y de la verdad. (María Fernanda Bernasconi - RV).

Testimonio de lo que ocurre en Siria


Escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles


Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 12-19
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
Palabra del Señor.

lunes, 26 de octubre de 2015

Las conclusiones del Sínodo y el color de mi cristal

Algunos titulares con los que se ha informado de las conclusiones del Sínodo son un buen reflejo de la ideología del informador. El Sínodo no es una batalla entre buenos y malos, los buenos supuestamente los más conservadores y los malos los más abiertos. En el Sínodo ha ocurrido algo parecido a lo que ocurrió durante el Concilio Vaticano II. En el aula conciliar pronto quedaron de manifiesto dos tendencias, que se conocen como la mayoría (en este caso renovadora) y la minoría conciliar. También en el Sínodo han aparecido dos tendencias, cosa bastante normal en todo grupo humano. El mismo Papa en su discurso final del Sínodo constató que lo que a unos Obispos les parece “normal”, a otros les resulta “extraño”; lo que unos consideran “violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en otra”.

Ya decía Tomás de Aquino que la experiencia influye en la vivencia de la esperanza. Podemos añadir: y en la vivencia y comprensión de la fe. Y mucho más en las conclusiones que de la fe se derivan. De ahí que sea difícil, y cuanto más delicada es la materia, mas difícil es ofrecer soluciones concretas válidas para todos. Lo concreto vale para cada uno. Por eso el Papa, en su discurso, añadió que los “verdaderos defensores de la doctrina no son los que defienden la letra, sino el espíritu, no las ideas, sino la persona, no las fórmulas sino la gratuidad del amor de Dios y su perdón”. Cuando las fórmulas y la doctrina se convierten en arma arrojadiza o en elemento excluyente y condenatorio, dejan de ser católicas.

Lo que el Sínodo ha ofrecido al Papa son unas conclusiones muy matizadas. Que dan pié a distintas soluciones. Hay afirmaciones que suenan bastante bien. Por ejemplo, eso de dejar sentado que en los divorciados vueltos a casar, “el Espíritu derrama sus dones y carismas para el bien de todos”. O que las personas que se encuentran en esta situación deben hacer un camino para integrarse más plenamente en la vida de la Iglesia. Del documento puede deducirse que el momento de esta integración deben decidirlo ellos en su “fuero interno”. El fuero interno es la conciencia. Y cada uno puede preguntarse qué significa una integración “plena” en la vida de la Iglesia.

Como ocurrió con el Vaticano II, las conclusiones del Sínodo son un texto de compromiso, pero un compromiso que da pasos adelante y permite avanzar. Así son las cosas en la Iglesia y así son las cosas en materia doctrinal. Hay que actuar con cuidado para que todos puedan sentirse dentro y en comunión con los demás. Benedicto XVI, en un famoso discurso sobre la hermenéutica conciliar, no dijo que había que interpretar el Concilio a la luz de la tradición. El mismo Concilio es tradición. Lo que Benedicto XVI proponía era un equilibrio entre continuidad y alteridad. Estas fueron sus palabras: “Precisamente en este conjunto de continuidad y discontinuidad en diferentes niveles consiste la naturaleza de la verdadera reforma”.

Nihil Obstat

¿Cómo reconocer a los discípulos de Jesús?

¿Cómo reconocer a los verdaderos discípulos de Jesús? ¿Cuál es la manera más efectiva de incentivar a otros a que también lo sigan? ¿Cómo sanar heridas y acabar con los enfrentamientos violentos? Francisco sostiene que solo hay una respuesta para todos estos interrogantes: el amor.

"El mundo está lacerado por las guerras y la violencia, o herido por un difuso individualismo que divide a los seres humanos y los enfrenta unos contra otros en pos del propio bienestar. En diversos países resurgen enfrentamientos y viejas divisiones que se creían en parte superadas.

A los cristianos de todas las comunidades del mundo, quiero pedirles especialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente. Que todos puedan admirar cómo se cuidan unos a otros, cómo se dan  aliento mutuamente y cómo se acompañan: «En esto reconocerán que sois mis discípulos, en el amor que os tengáis unos a otros» (Jn 13,35).

Es lo que con tantos deseos pedía Jesús al Padre: «Que sean uno en nosotros […] para que el mundo crea» (Jn 17,21). ¡Atención a la tentación de la envidia! ¡Estamos en la misma barca y vamos hacia el mismo puerto! Pidamos la gracia de alegrarnos con los frutos ajenos, que son de todos."


Evangelii Gaudium (II. No a la guerra entre nosotros)

Fuente: Reflejos de Luz Pastoral

“Sin oración no se puede hacer lo que la humanidad, la Iglesia y Dios pide en este momento”

“Los capellanes deben rezar. Sin oración no se puede hacer lo que la humanidad, la Iglesia y Dios nos pide en este momento” afirmó el Papa Francisco a los participantes del curso de formación de los capellanes militares al derecho internacional humanitarioorganizado por la Congregación para los Obispos, el Consejo Pontificio Justicia y Paz y por el Consejo Pontificio para el Diálogo interreligioso.

Durante la audiencia de este lunes en la Sala Clementina, el Papa se ha referido a los capellanes que “han llegado de diversos países para reflexionar juntos sobre algunos desafíos actuales del derecho internacional humanitario, acerca de la protección de la dignidad humana durante los conflictos armados no internacionales y los llamados “nuevos” conflictos armados”.

“Se trata, lamentablemente, de un tema de gran actualidad, especialmente si pensamos a la intensificación de la violencia y a la multiplicación de teatros de guerra en diversas áreas del mundo, como África, Europa y Oriente Medio”.

En el ámbito del curso de formación, el Papa recordó que el intercambio de experiencias sobre cómo la misión de “acompañamiento espiritual de los miembros de las fuerzas armadas y de sus familias puede contribuir a prevenir las violaciones del derecho humanitario, con el objetivo de reducir el dolor y los sufrimientos que la guerra siempre provoca, en quien la padece, pero también en quien la combate”.

“La guerra, de hecho, desfigura los vínculos entre hermanos, entre naciones; desfigura también a quien es testigo de tales atrocidades. Muchos militares regresan después de las operaciones de guerra o de las misiones para el restablecimiento de la paz con verdaderas heridas interiores. La guerra puede dejarles una marca indeleble. La guerra, en realidad, deja siempre una marca indeleble. He escuchado en este tiempo las historias de tantos obispos, que reciben en la diócesis los soldados que se habían marchado para la guerra: cómo vuelven, con estas heridas”.

Por lo tanto, el Obispo de Roma dijo que es necesario preguntarse sobre “las modalidades adecuadas para curar las heridas espirituales de los militares que, habiendo vivido la experiencia de la guerra, han asistido a crímenes atroces. Estas personas y sus familias requieren una atención pastoral específica, una solicitud que les haga sentir la cercanía maternal de la Iglesia”.

“El rol del capellán militar es aquel de acompañarlos y sostenerlos en su camino, siendo para todos presencia consoladora y fraterna. Ustedes pueden derramar sobre las heridas de estas personas el bálsamo de la Palabra de Dios que alivia los dolores e infunde esperanza; y pueden ofrecer la gracia de la Eucaristía y de la Reconciliación, que nutre y regenera el alma afligida”. 
   
“En este período, en el cual estamos viviendo una “tercera guerra mundial en partes”, ustedes están llamados a alimentar en los militares y en sus familias la dimensión espiritual y ética, que los ayude a afrontar las dificultades”.

Antes de impartir su bendición apostólica, el Papa recordó a los capellanes la necesidad de la oración. “Los capellanes deben rezar. Sin oración no se puede hacer todo lo que la humanidad, la Iglesia y Dios nos pide en este momento. Pregúntelo a sus capellanes, pregúntelo a sí mismos: ¿cuánto tiempo al día doy a la oración? La respuesta hará bien a todos”
(Mercedes De La Torre – Radio Vaticano).