Sal 93, 12-13a. 14-15. 17-18
El Señor no rechaza a su pueblo.
Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros.
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros.
El Señor no rechaza a su pueblo.
Porque el
Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón.
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón.
El Señor no rechaza a su pueblo.
Si el
Señor no me hubiera auxiliado,
ya estaría yo habitando en el silencio.
Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene.
ya estaría yo habitando en el silencio.
Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene.
El Señor no rechaza a su pueblo.
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