sábado, 31 de octubre de 2015

Papa: Dios perdona como Padre. En Jesús apuesta su corazón por nosotros y la humanidad

«Dios se compadece por cada uno de nosotros y por la humanidad,  ha mandado a su Hijo, nuestro Señor Jesús para sanarla, para regenerarla, para renovarla», recordó el Papa Francisco en su homilía de la Misa, en la Capilla de la Casa de Santa Marta, que centró en la compasión de Dios.
El Santo Padre habló en español y puso de relieve que la compasión de Dios no tiene nada que ver con el tener lástima:
«Es interesante que en la parábola, que todos conocemos del hijo pródigo, se dice que cuando el padre – que es la figura de Dios que perdona – ve venir a su hijo se compadeció. La compasión de Dios no es tener lástima, no tiene nada que ver una cosa con la otra».
Puedo tener lástima de un perro que se está muriendo, pero la compasión de Dios, -  explicó el Papa -  es meterse en el corazón del otro, con corazón de Padre, por eso envió a su Hijo:
«Jesús curaba a la gente pero no era un curandero. Curaba a la gente como signo, además de curarla en serio, pero como signo de esa compasión de Dios, para salvar. Para volver a poner en su sitio. A la oveja perdida, en el corral… la moneda perdida, para aquella señora, en el monedero…
¡Dios se compadece! ¡Dios apuesta su corazón de Padre! ¡Apuesta su corazón por cada uno de nosotros! ¡Cuando Dios perdona, perdona como Padre! No como un empleado judicial, que lee un expediente y dice: sí, realmente puede ser absuelto, porque no hay materia tal…
¡Dios perdona de adentro! ¡Perdona porque se metió en el corazón de esa persona!»
Jesús ha sido enviado por el Padre para «traer la Buena Nueva, para liberar al que se siente oprimido», volvió a recordar el Obispo de Roma, para luego hacer hincapié en que Jesús ha sido enviado por el Padre para «meterse en cada uno de nosotros, liberándonos de nuestros pecados, de nuestros males y para llevarlos»:
«Y esto es lo que hace un cura: conmoverse, comprometerse con la vida de la gente. Porque un cura es sacerdote como Jesús es sacerdote. ¡Cuántas veces después nos tuvimos que ir a confesar! Pero ¡cuántas veces criticamos a los curas que no les interesa lo que les pasa que a sus feligreses, que no se preocupan. No, no es un buen cura, decimos. Un buen cura es el que se mete».
Un buen cura es el que se implica en todos los problemas humanos, volvió a señalar el Papa Francisco, que saludó al Card. Javier Lozano Barragán, que participó en la Misa, en ocasión de sus 60 años de sacerdocio. El Santo Padre se refirió al servicio que el purpurado mexicano ha ofrecido a la Iglesia y agradeció en particular su empeño en el dicasterio para los Agentes Sanitarios: «al servicio que la Iglesia brinda a los enfermos» - dijo. Y dando gracias a Dios por estos 60 años de sacerdocio, añadió que son un regalo que el Señor concede al Card. Barragán.
(CdM – RV)

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