En la capital se le ha visto incluso ejerciendo de peatón. «El otro día quise dar un paseo y
me encontré a dos matrimonios con niños. Uno de los esposos me dijo: 'Oiga,
¿usted es el arzobispo de Madrid?'. Y le contesté: 'Hombre, si no han puesto a
otro, creo que lo soy'. Y me acompañaron, todos andando, hasta mi casa», cuenta
un arzobispo que asegura coger el Metro de vez en cuando.
Como Manuela Carmena, a
la que conoció hace unas semanas.
«Fue un
encuentro abierto, de colaboración y sincero. La veo con actitud conciliadora,
de hacer bien y buscar lo mejor para Madrid, eso es lo que pude ver. Es verdad
que puede hacer cosas en las que no esté de acuerdo. Pero yo estoy hablando de
lo que veo y de lo que he percibido».
Cada uno a su manera, alcaldesa y
arzobispo son símbolos de cambio. La investidura de Carmena acabó con 25 años
de hegemonía del Partido Popular en el Ayuntamiento, casi tanto tiempo como el
que pasó el cardenal Antonio María Rouco Varela al
frente de la archidiócesis madrileña hasta ser relevado por Osoro, que admite
cercanía con la nueva regidora de izquierdas.
Para el prelado, la presumible distancia
ideológica no supone ningún obstáculo para el entendimiento. «Cuando uno no
quiere poner muros, pues no se ponen. Los muros los hacemos nosotros,
no nos los hace nadie. Yo a las personas nunca las miro por las
ideas. En esa actitud vivo o intento vivir permanentemente».
Con esa actitud también ha pasado por alto
que Rita Maestre, portavoz del nuevo Gobierno municipal de
Ahora Madrid, irrumpiera en la capilla de la Universidad Complutense hace
cuatro años, luciendo torso y sujetador, como protesta contra la presencia de
la iglesia en la universidad.
«Vuelvo a decir que puede haber proyectos
diferentes en las personas. Pero yo no puedo situarme entre los políticos por
las ideas que tienen o los partidos a los que pertenecen. Yo no soy así, pero
es que no puedo serlo, y ningún cristiano debería consentir que yo fuera así»,
insiste el arzobispo de Madrid, proclamando que «el
católico y la Iglesia no tiene un partido determinado».
Gabilondo y López
El actual panorama político en la región
corrobora esa afirmación: los principales candidatos de la izquierda en las
últimas elecciones autonómicas guardan en su biografía una estrecha relación
con la Iglesia. Como el socialista Ángel Gabilondo, «un hombre con
profundas convicciones cristianas», según Osoro, que fue fraile más
de una década.
Incluso el portavoz de Podemos en la
Asamblea de Madrid, José Manuel López,
proviene de los movimientos de cristianos de base y trabajó durante años en
Cáritas. «Es un cristiano de arriba abajo y con un compromiso singular y
especial. Y no esconde ser cristiano, al contrario, lo manifiesta y lo
demuestra con obras», opina el arzobispo sobre el candidato de Pablo Iglesias a
la Comunidad de Madrid.
«Es grande que haya políticos cristianos
donde sea», añade Osoro, que delata su sintonía con el Papa Francisco a lo largo
de la conversación. Le cita al cuestionar el funcionamiento de Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) como
el de Aluche, mientras reclama que «cualquier ser humano tenga su espacio».
También para evitar pronunciarse sobre las recurrentes declaraciones homófobas
del obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla: «Yo practico esas
estaciones que el Papa Francisco nos pide en el año de la misericordia: no
condenar, perdonar siempre, no juzgar y dar. Y no soy nadie para juzgar».
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