La familia también forma una pequeña Iglesia, una«Iglesia doméstica»que, junto con la vida, encauza la ternura y la misericordia divina.En la familia la fe se mezcla con la leche materna:experimentando el amor de los padres se siente cercano el amor de Dios.
Y en la familia los milagros se hacen con lo que hay, con lo que somos, con lo que uno tiene a mano... muchas veces no es el ideal, no es lo que soñamos, ni lo que«debería ser».El vino nuevo de las bodas de Caná nace de las tinajas de purificación, es decir, del lugar donde todos habían dejado su pecado...«donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia»(Rm5,20).
En la familia de cada uno de nosotros y en la familia común que formamos todos, nada se descarta, nada es inútil. Poco antes de comenzar el Año Jubilar de la Misericordia, la Iglesia celebrará el Sínodo Ordinario dedicado a las familias, para madurar un verdadero discernimiento espiritual y encontrar soluciones concretas a las muchas dificultades e importantes desafíos que la familia debe afrontaren nuestros días. Les invito a intensificar su oración por esta intención, para que aun aquello que nos parezca impuro, nos escandalice o espanta, Dios-haciéndolo pasar por su«hora»-lo pueda transformar en milagro.
Todo comenzó porque «no tenían vino», y todo se pudo hacer porque una mujer-la Virgen-estuvo atenta, supo poner en manos de Dios sus preocupaciones, y actuó con sensatez y coraje. Pero no es menor el dato final: gustaron el mejor de los vinos. Y esa es la buena noticia: el mejor de los vinos está por ser tomado, lo más lindo, profundo y bello para la familia está por venir.
Está por venir el tiempo donde gustamos el amor cotidiano, donde nuestros hijos redescubren el espacio que compartimos, y los mayores están presentes en el gozo de cada día. El mejor de los vinos está por venir para cada persona que se arriesga al amor. Y está por venir aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario; el mejor vino está por venir en aquellos que hoy ven derrumbarse todo. Murmúrenlo hasta creérselo: el mejor vino está por venir,y susúrrenselo a los desesperados o desamorados.
Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino, los que sólo tienen para beber desalientos; Jesús siente debilidad por derrochar el mejor de los vinos con aquellos a los que por una u otra razón, ya sienten que se les han roto todas las tinajas.
Como María nos invita, hagamos «lo que él nos diga» y agradezcamos que en este nuestro tiempo y nuestra hora, el vino nuevo, el mejor, nos haga recuperar el gozo de ser familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario