¡Cultivar y cuidar! ¡Permanece siempre
esta invitación y misión, que Dios le susurra al hombre ya desde el Génesis!
En el penúltimo encuentro, con el
mundo de la escuela y de la universidad, de la intensa jornada del martes en
Quito, en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, el Papa Francisco reiteró la importancia de escuchar la
invitación del Creador al hombre. «No solo le da la vida, le da la tierra, la
creación. No solo le da una pareja y un sinfín de posibilidades: le da una
misión. Lo invita a ser parte de su obra creadora».
Haciendo hincapié en que la creación es
un regalo de Dios para ser compartido y en la responsabilidad de hacer crecer
la obra creadora, así como de custodiarla, el Papa enfatizó que «hoy esta invitación se nos impone a la fuerza», «como una exigencia», por el daño causado, al
«sentirnos que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados quizás a
expoliarla… por eso entre los pobres más abandonados y maltratados que hay hoy
en el mundo, está nuestra oprimida y devastada tierra». (Laudato si’ 2).
Tras destacar que existe una relación entre nuestra vida y la de nuestra madre la
tierra, el Obispo de Roma señaló que es «una relación que guarda una
posibilidad, tanto de apertura, de transformación, de vida como de destrucción,
de muerte».
«Hay algo que es claro, no podemos
seguir dándole la espalda a nuestra realidad, a nuestros hermanos a nuestra
madre tierra», recordó, para luego subrayar que «no nos
es lícito, más aún no es humano entrar en el juego de la cultura del descarte».
Después de recordar que Jesús no buscaba «doctorear», por lo contrario,
quiere llegar al corazón del hombre, a su inteligencia a su vida, para que ésta
dé fruto, el Santo Padre presentó una vez más la pregunta de Dios a Caín: «¿Dónde está tu hermano?» Pregunta que nos debemos
plantear en todo momento, también en el contexto de la educación y de la
universidad. Tanto por parte de los educadores como de los estudiantes.
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