¿Inoportuno?
¿Irreverente? ¿Ingenuo? Quizás alguna de estas categorías se podrían aplicar al
gesto que tuvo el presidente Evo Morales este miércoles 8 al recibir al papa
Francisco en La Paz, cuando le regaló un crucifijo ecléctico, donde al Nazareno
se le hace descansar sobre la hoz y el martillo, según diseño del jesuita Luis
Espinal.
Esta particular entrega formó parte del intercambio de regalos que acostumbran a realizar los jefes de estado con el santo padre, y que en esta oportunidad incluyó también dos condecoraciones: el Cóndor de los Andes y la medalla Luis Espinal por parte del Ejecutivo y del Legislativo, respectivamente.
Según aclaró el padre Federico Lombardi en rueda de prensa hoy en Bolivia, este particular crufifijo fue diseñado por el jesuita asesinado Luis Espinal, pero no como signo ideológico, sino una reflexión intimista sobre el diálogo entre el cristianismo y el marxismo. El portavoz vaticano aclaró que este gesto del presidente no debe interpretarse "de forma ideológica", pues "este diseño forma parte de la medalla Espinal del Congreso boliviano".
Por su parte, Francisco le entregó sus últimos documentos, como son la Exhortación apostólica “La alegría del Evangelio” y la encíclica “Alabado seas”.
Al recibir el polémico presente, se oyó murmurar al Papa Francisco un "esto no está bien".
Signos contradictorios
En la iglesia boliviana están acostumbrados a que el presidente Morales mezcle las cosas en lo que respecta a las religiones, de lo que no se libra la católica.
Por ello esta vez llamó la atención que haya escogido una visita tan esperada por la Iglesia y el país, para armar una polémica con la entrega de un crucifijo artesanal de este tipo.
Morales, que se autodenomina un creyente de los “poderes” de la Madre Tierra, no tuvo reparo en mandar a elaborar una figura intimista del religioso asesinado, que fuera parte de sus reflexiones personales.
Origen del regalo
Esta particular entrega formó parte del intercambio de regalos que acostumbran a realizar los jefes de estado con el santo padre, y que en esta oportunidad incluyó también dos condecoraciones: el Cóndor de los Andes y la medalla Luis Espinal por parte del Ejecutivo y del Legislativo, respectivamente.
Según aclaró el padre Federico Lombardi en rueda de prensa hoy en Bolivia, este particular crufifijo fue diseñado por el jesuita asesinado Luis Espinal, pero no como signo ideológico, sino una reflexión intimista sobre el diálogo entre el cristianismo y el marxismo. El portavoz vaticano aclaró que este gesto del presidente no debe interpretarse "de forma ideológica", pues "este diseño forma parte de la medalla Espinal del Congreso boliviano".
Por su parte, Francisco le entregó sus últimos documentos, como son la Exhortación apostólica “La alegría del Evangelio” y la encíclica “Alabado seas”.
Al recibir el polémico presente, se oyó murmurar al Papa Francisco un "esto no está bien".
Signos contradictorios
En la iglesia boliviana están acostumbrados a que el presidente Morales mezcle las cosas en lo que respecta a las religiones, de lo que no se libra la católica.
Por ello esta vez llamó la atención que haya escogido una visita tan esperada por la Iglesia y el país, para armar una polémica con la entrega de un crucifijo artesanal de este tipo.
Morales, que se autodenomina un creyente de los “poderes” de la Madre Tierra, no tuvo reparo en mandar a elaborar una figura intimista del religioso asesinado, que fuera parte de sus reflexiones personales.
Origen del regalo
Los obispos bolivianos conocen bien de la espontaneidad del presidente Morales –y no habrían sido consultados sobre el regalo previsto, como tampoco lo fue el nuncio, según confirmó Lombardi-, quien mandó reproducir un diseño del padre Espinal, tal como lo relata su amigo y ex compañero, el jesuita español Xavier Albó.
En una columna publicada en el diario La Razón de Bolivia (21.06.15), Albó describe que, entre las pertenencias del asesinado padre Espinal, se habría encontrado “la nueva cruz que Lucho acopló al Cristo de sus primeros votos, con un martillo vertical y una hoz horizontal”.
Con esto, concluye el columnista, Espinal quería “expresar el necesario pero huidizo diálogo cristiano marxista, con los obreros y campesinos”.
Aleteia
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