lunes, 9 de enero de 2017

“La fe no es recitar el Credo los domingos en misa, la fe es confiar en Dios, confiarse en Dios”


Es ya una tradición, de las más bellas del Vaticano. En la solemnidad del Bautismo del Señor, el Papa bautizó en la capilla Sixtina a 28 niños, en su mayor parte hijos de trabajadores de la Santa Sede. La más impresionante obra de arte creada por el ingenio humano, conquistada por los llantos de los pequeños, las risas y complicidades de las familias, los gestos de cariño de un Papa que hoy, es más "padre Jorge" que nunca.
Paolo, Francisco, Alicia, Alesandro, Gregorio, Federico, Elisa, Letizia, Sara... fueron algunos de los nombres que los padres pronunciaron cuando el Papa les preguntó por sus intenciones para sus hijos, a los que después impuso el signo de la cruz con sus manos, una sonrisa y una mirada cómplice con los padres.
Durante las lecturas, muchas madres (y algún padre), aprovecharon para dar pecho o biberón a sus hijos. "Éste es mi hijo, el Elegido", se escuchó a Isaías, y después al propio Evangelio, y los progenitores sintieron que en su caso, así era. En el de todos los niños y niñas venidos al mundo gracias al amor de sus padres.
En su breve homilía, totalmente improvisada, el Papa se dirigió a los padres. "Ustedes han pedido para sus hijos la fe que les será dada en el Bautismo. Esto significa vida de fe, porque la fe debe ser vivida, y hay que caminar por el camino de la fe, y dar testimonio de la fe".
"La fe no es recitar el Credo los domingos en misa", recordó el Papa. "La fe no es solo esto, la fe es creer en la Verdad de Dios Padre que ha enviado a su Hijo, y el Hijo nos da el Espíritu que nos vivifica, pero la fe es confiar en Dios, confiarse en Dios. Y eso es lo que tienen que enseñarle a los hijos con el ejemplo".
 "La fe es la luz", recordó, señalando cómo "en esta ceremonia les será entregada una vela encendida, como en los primeros días de la Iglesia, donde el Bautismo se llamaba 'iluminación', porque la fe ilumina el corazón, hace ver las cosas con otra luz".

"Ustedes pidieron la fe, la Iglesia da la fe con el Bautismo a sus hijos, y ustedes tienen el compromiso de hacerla crecer, custodiarla, y que se convierta en testimonio para todos. Este es el sentido de esta celebración", recalcó. "Sólo quería decirles esto: custodiar la fe, hacerla crecer, de modo que sea testimonio para los otros".
Justo en ese momento, un niño arrancó a llorar, y le siguieron otros. "Ahora... ha comenzado el concierto, ¿eh?", sonrió Francisco. "Los niños se encuentran en un lugar que no conocen, los han levantado antes de lo común... empieza uno, 'da la nota' y los otros imitan. No se preocupen: Jesús también hizo lo mismo, a mí me gusta pensar que la primera predicación de Jesús ha sido un llanto".
"La ceremonia es larga, alguno llora de hambre. Si es así, ustedes, sin vergüenza, denles de mamar, como la Virgen daba de mamar a Jesús", les pidió el Papa, quien concluyó sus palabras, previas a la imposición del agua, recordando a los padres: "No se olviden: han pedido la fe, tienen el compromiso de hacer crecer esta fe, de modo que se convierta en testimonio para todos nosotros, también para obispos sacerdotes, todos".
Jesús Bastante

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