lunes, 9 de enero de 2017

Francisco: "La inmigración es la mayor emergencia en Europa desde el fin de la II Guerra Mundial"



 "Estoy convencido de que no serán las burocracias o los instrumentos de las altas finanzas los que nos salvarán de la crisis actual y resolverán el problema de la inmigración, que para Europa es la mayor emergencia después del fin de la Segunda Guerra Mundial". El Papa Francisco subraya la relevancia del drama de los refugiados en una entrevista con motivo de la publicación de "De viaje", del vaticanista Andrea Tornielli.
En el libro, se incluye una conversación entre Bergoglio y Tornielli sobre los retos, anécdotas y la seguridad de los viajes papales. En la misma, el Papa confiesa que el único país de la Unión Europea al que ha viajado ha sido Grecia, y fue por la tragedia de Lesbos "para reunir y consolar a los refugiados".
"He preferido privilegiar a los países en los que puedo dar una pequeña ayuda, apoyar a quienes, a pesar de las dificultades y los conflictos, trabajan por la paz y por la unidad", explica Francisco, quien reconoce que no le gusta viajar y que no esperaba desplazarse tanto.
El primer viaje, no programado, fue el de Lampedusa. "Comprendí que debía viajar después de la misión a Lampedusa", confiesa el Papa, quien recuerda que dicha visita "no estaba en programa, no había invitaciones oficiales. Sentí que tenía que ir, me habían tocado y conmovido las noticias sobre los migrantes muertos en el mar, ahogados. Niños, mujeres, hombres jóvenes... Una tragedia angustiosa. Vi las imágenes del rescate de los sobrevivientes, recibí testimonios sobre la generosidad y la acogida de los habitantes de Lampedusa. Era importante ir allá".
 Después, la JMJ de Brasil, ya prevista, y desde allí el convencimiento de que "debo hacer viajes, ir a visitar las Iglesias, alentar las semillas de esperanza que hay en ellas".
En cuanto a la agenda, el Papa admite que "he tratado de eliminar completamente los almuerzos con los representantes", durante las visitas, porque lo importante es saludar y encontrarse con el pueblo. Siempre, eso sí, sabiendo que no es a él a quien le vitorean, sino a lo que representa. "El primer sentimiento es el de quien sabe que están los "¡Hosanna!", pero como leemos en el Evangelio, pueden llegar también los "¡Crucifíquenlo!"".

Sobre la seguridad, Francisco muestra su agradecimiento a los gendarmes y los guardias suizos "porque se han adaptado a mi estilo. No logro moverme en coches blindados o en el papamóvil con vidrios anti-proyectiles cerrados".
Pese a comprender la preocupación por la seguridad, el Pontífice incide en que "un obispo es un pastor, un padre, no pueden existir demasiadas barreras entre él y la gente. Por este motivo, desde el principio dije que habría viajado solo si hubiera podido tener siempre el contacto con las personas".
"Soy consiente de que se pueden correr riesgos. Pero debo decir que, tal vez seré inconsciente, no temo por mi persona (...). Siempre existe el peligro de un gesto inconsulto por parte de algún loco. Pero siempre está el Señor", concluye Bergoglio.
Jesús Bastante

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