Cuando Francisco le anunció que dejaría la portavocía vaticana y se encargaría de la Fundación Ratzinger-Benedicto XVI, Federico Lombardi confiesa que le sorprendió. «¡No es mi trabajo organizar congresos teológicos!», pensó. Pero consideró al mismo tiempo «un privilegio» volver colaborar con Benedicto, a quien acudió a buscar consejo sobre cómo afrontar su nueva misión. Su antiguo jefe le dijo que el reto es hacer «una teología profundamente insertada en la Iglesia», desde la fe, algo que «puede ayudar verdaderamente en el mundo de hoy».
Así lo cree también Francisco, quien –en palabras de Lombardi– «conoce muy bien y aprecia el gran servicio que el Papa Benedicto ha hecho por la Iglesia». Del reencuentro con Joseph Ratzinger en el monasterio de Mater Ecclesiae, lo que más le llamó la atención al hasta hace unas semanas director de la Sala de Prensa vaticana fue ver cómo el Papa emérito «se está preparando para el encuentro con Dios en un clima casi monástico».
El jesuita Federico Lombardi, nuevo presidente de la Fundación Ratzinger, hacía estas revelaciones el lunes en la Sala Capitular de la catedral de La Almudena, en un acto junto al arzobispo de Madrid. El objetivo era doble: presentar las actas del congreso anual de la fundación, celebrado en octubre de 2015, en Madrid, en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), y anunciar los premios Razón Abierta, iniciativa conjunta de la fundación y la UFV.
La oración, fuerza que cambia el mundo
En alusión al tema del congreso –y título del libro editado por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), La oración, fuerza que cambia el mundo–, monseñor Carlos Osoro resaltó que atreverse a «vivir en diálogo con Dios» de forma permanente tiene «consecuencias reales, porque nos impide cerrarnos en nosotros mismos» y «nos lanza a vivir en el mundo». «El Señor nos envía para dar la buena noticia a los que sufren, a los que tienen heridas... Y no se puede dar la buena noticia si no tenemos un diálogo con Él», añadió el arzobispo. Esa oración nos transforma en «cristianos que no ponemos etiquetas en la Iglesia a nadie y vivimos con la alegría del Evangelio, a pesar de las múltiples dificultades que tenemos».
El tema de la oración es central en el pensamiento de Benedicto XVI, resaltó a continuación Carlos Granados, director de la BAC. «Para Ratzinger, la oración litúrgica es la clave del ser de la Iglesia». E incluso en la antropología ratzingeriana, «el hombre es el ser destinado a la alabanza».
Junto a Granados se sentaba el superior de los carmelitas en España, Miguel Márquez, en representación de la Fundación V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús, coorganizadora del congreso celebrado en 2015. Al valorar la contribución carmelita a las jornadas, Federico Lombardi recordó el consejo que le dirigió un formador siendo todavía un joven estudiante jesuita: «Los horizontes de la oración en la Iglesia son teresianos».
Los Premios Razón Abierta
La UFV mantuvo tras el congreso un contacto estrecho con la Fundación Ratzigner. Uno de los frutos visibles de esos lazos serán los nuevos Premios Razón Abierta, que se entregarán por primera vez en septiembre de 2017.
La fundación ya otorga cada año unos prestigiosos premios de teología y ciencias sacra. De lo que se trata ahora es de premiar a profesores universitarios que promuevan el diálogo fe y razón, un tema central en el magisterio del ahora Papa emérito, a quien le preocupaba especialmente –recordó Lombardi– «la concepción positivista que niega el estatuto científico a la filosofía y a la teología», restringido a las ciencias experimentales. Benedicto XVI insistió a menudo en que, por esa vía, «se pierden los fundamentos de los derechos humanos y el reconocimiento de la dignidad de la persona», resaltó su antiguo portavoz. Y alertó del peligro de que «cuestiones fundamentales para el hombre, como vivir y morir», queden «excluidas del ámbito de la racionalidad» y se dejen «al ámbito de la subjetividad».
La fundación ya otorga cada año unos prestigiosos premios de teología y ciencias sacra. De lo que se trata ahora es de premiar a profesores universitarios que promuevan el diálogo fe y razón, un tema central en el magisterio del ahora Papa emérito, a quien le preocupaba especialmente –recordó Lombardi– «la concepción positivista que niega el estatuto científico a la filosofía y a la teología», restringido a las ciencias experimentales. Benedicto XVI insistió a menudo en que, por esa vía, «se pierden los fundamentos de los derechos humanos y el reconocimiento de la dignidad de la persona», resaltó su antiguo portavoz. Y alertó del peligro de que «cuestiones fundamentales para el hombre, como vivir y morir», queden «excluidas del ámbito de la racionalidad» y se dejen «al ámbito de la subjetividad».
El rector de la UFV, Daniel Sada, explicó además que el reto de estos premios será «poner en red a muchos profesores que, quizá de manera aislada, en alguna universidad del mundo, están intentando pensar en otro tipo de derecho, en otro tipo de economía, en otro tipo de medicina... desde una cosmovisión cristiana».
R. Benjumea
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