domingo, 5 de junio de 2016

Gotas de sangre como pétalos arrojados al silencio

"Nuestra tierra se ha convertido en acogida asquerosa de muertes y expulsiones injustas"


Y por recoger un texto "católico" pensando en los inmigrantes de los muchos que deberían acogerse a la necesaria hospitalidad (desde luego bastantes más de los vergonzosos números oficialmente acogidos), escojo el episodio de Abraham narrado en el libro del Genesis, (Gn 18.1-3) que hace fecunda la hospitalidad . En dicho pasaje Abraham acoge junto a su tienda, al mediodía, cuando más calentaba el sol, a los tres misteriosos personajes, que, en premio a la acogida, dejaron para él y su esposa la bendición de la fecundidad. Aludiendo a este hecho, la Carta a los Hebreos recomienda la hospitalidad y añade: "Algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles" (Hb. 13,2)

Convertise en tierra hospitalaria es convertirse en tierra fecunda . Además la hospitalidad es exigencia de humanidad, tanto para quien recibe como para el que es recibido, y por tanto, exige de ambos que sean ante todo humanos y renuncien a su inhumanidad. No conoce límites ni fronteras. Comporta acoger al prójimo cercano, pero también al extraño, al lejano, al desconocido, al extranjero y, en nuestro caso, al inmigrante y/o refugiado con quien tenemos el deber inmediato de, al menos, de saber su nombre y su historia; saber las causas por las que huye (hambre y/o guerra, ¡me da lo mismo!) . Todos ellos entran en mi mundo y se convierten en prójimos-próximos. La hospitalidad moviliza procesos de reconocimiento recíprocos. Siquiera por este motivo es la forma primera y última del respeto a los derechos humanos.

"La hospitalidad de hecho, vive del dar y del recibir". Dice el papa en su mensaje de Migraciones de 2016. Y la "Hospitalidad y Dignidad", unidas ambas, las quiere subrayar también la Comisión Episcopal de Migraciones enredada con Caritas, Confer , Sector Social de la Compañía de Jesus , y Justicia Paz en una estrategia común para reconocer, proteger y defender a los refugiados y emigrantes. Todos con derechos.


Me sumo y firmo esta campaña ( #YoSoyTierraDeAcogida) porque yo mismo también soy tierra de acogida. La semilla liberadora de Jesucristo acompasada, en mi caso, al ritmo y a la respiración de Ignacio de Loyola prendió un día en mi vida y quiere seguir creciendo y multiplicándose - con mis compañeros jesuitas y con la humanidad entera - regada por el Espiritu.
(José Luis Pinilla sj.)

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