Francisco se detuvo a orar, en silencio, pese a que el maestro de ceremonias se empeñó en hacer sonar el himno vaticano, frente a una corona de flores con los colores de la Santa Sede. Una oración durante la que todo lo que había alrededor desapareció. Tuvo que venir un funcionario a tocarle el brazo para indicarle que, desde hacía un rato, sus interlocutores estaban esperando para ayudarle a bajar unos empinados escalones, hasta el fuego circular, donde tuvo lugar una emotiva oración ecuménica por los fallecidos.
Karekin y Francisco, como iguales, dirigieron una ofrenda adornada con bellísimos cantos armenios y un profundo respeto. Se advertíatristeza y emoción en los presentes, que depositaron junto al fuego varias flores. Católicos y armenios unidos contra la muerte y el horror que hoy, un siglo después, sigue amenazando las puertas del mundo ya mal llamado civilizado. Al frente, el monte Ararat, donde según la Biblia atracó el arca de Noé tras el diluvio. Un monte sagrado en Armenia que, cosas de la vida, se encuentra en la vecina Turquía.
Después del acto, Francisco se trasladó en los ya habituales carritos de golf blancos hasta un pequeño "bosque de los justos", en el que plantó un árbol en memoria de los muertos por la injusticia y la sinrazón. Ayer, en Armenia. Hoy, en las playas y las fronteras de la misma Europa que cada vez se reconoce menos en el espejo de lo que quiso llegar a ser. Tras esto, firmó en el libro de condolencias del memorial.
"Aquí rezo, con el dolor en el corazón, para que nunca más haya tragedias como ésta", comenzaba el texto preparado por la Santa Sede, que el Papa llevaba escrito de su puño y letra y al que añadió alguna frase.
"Que la humanidad no olvide y sepa vencer con el bien el mal (...). La memoria no se diluye ni olvida; memoria es fuente de paz y de futuro", fueron algunas de las frases escritas por Bergoglio, quien posteriormente compartió recuerdos con una decena de los hijos y nietos de quienes, en su tiempo, tuvieron que huir, y fueron acogidos por Benedicto XV y Pío XI en Castel Gandolfo.
Tras esta primera parada de la mañana, Francisco se desplazará a Gyumri, donde reside lagran parte de los católicos de Armenia, que son una minoría del 9,6 % de la población frente a la religión oficial, los cristianos de la Iglesia Gregoriana Apostólica, liderada por el patriarca Karekin II.
En esta ciudad septentrional oficiará la única misa de estos tres días de viaje a Armenia y será además al aire libre, una novedad en los rituales de este país. Tendrá lugar en la plaza Vartanans y después acudirá al convento de las Hermanas armenias de la Inmaculada Concepción, que gestionan un orfanato en la ciudad.
También visitará la catedral apostólica de las Siete Plagas y la católica de los Santos Mártires para después dirigirse al aeropuerto y regresar a la capital, Ereván, donde tendrá lugar un encuentro ecuménico de oración por la paz.
Jesús Bastante
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