"Hay una sola cosa que puede salvar realmente el mundo, ¡la
misericordia!" Lo aseguró el predicador de la Casa Pontificia, p. Raniero
Cantalamessa la tarde del Viernes Santo en presencia del Papa Francisco durante
la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro, subrayando
que el año de la misericordia es "la oportunidad de oro" para sacar a
la luz la verdadera imagen del Dios bíblico, que no sólo tiene misericordia,
sino que es misericordia.
"¡Dios hace justicia, siendo misericordioso! Ésta
es la gran revelación", aseguró el fraile capuchino subrayando que la
Escritura explica claramente el concepto de ‘justicia de Dios’…
"Cuando se ha manifestado la bondad de Dios y de su amor por los
hombres, Él nos ha salvado, no en virtud de las obras de justicia cumplidas por
nosotros, sino por su misericordia".
"¿Qué sucedió en la cruz tan importante al punto de
justificar este cambio radical en los destinos de la humanidad?", se
preguntó más adelante el p. Cantalamessa, recordando que en su libro sobre
Jesús de Nazaret, Benedicto XVI escribió: "La injusticia, el mal como
realidad no puede simplemente ser ignorada, dejado de lado. Tiene que ser
descargado, vencido. Ésta es la verdadera misericordia. Y que ahora, visto que
los hombres no son capaces, lo haga el mismo Dios – ésta es la bondad
incondicional de Dios". "Dios no se ha contentado de perdonar los
pecados del hombre; ha hecho infinitamente más, los ha tomado sobre sí y se los
ha endosado".
"Ya en la Edad Media había quien tenía dificultad en creer
que Dios exigiese la muerte del Hijo para reconciliar el mundo así. San
Bernardo le respondía: ‘No fue la muerte del Hijo que le gustó a Dios, mas bien
su voluntad de morir espontáneamente por nosotros’: ‘Non mors placuit sed
voluntas sponte morientis’. ¡No fue la muerte por lo tanto, sino el amor el que
nos ha salvado!". Más adelante el predicador de la Casa Pontificia se
detuvo a meditar sobre el odio y la brutalidad de los ataques terroristas en
Bruselas que "nos ayudan a entender la fuerza divina contenida en las
últimas palabras de Cristo: ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que
hacen’". "Por grande que sea el odio de los hombres, el amor de Dios
ha sido, y será, siempre más fuerte. A nosotros está dirigida, en las actuales
circunstancias, la exhortación del apóstol Pablo: ‘No te dejes vencer por
el mal antes bien, vence al mal con el bien’". "Hay una sola cosa que
puede salvar realmente el mundo, ¡la misericordia! La misericordia de Dios por
los hombres y de los hombres entre ellos. Esa puede salvar, en particular, la
cosa más preciosa y más frágil que hay en este momento, en el mundo, el
matrimonio y la familia". El p. Cantalamessa finalizó su predicación
pidiendo rezar al Padre Celeste, "por los méritos del Hijo tuyo que en la
cruz ‘se hizo pecado’ por nosotros", para que haga "caer del corazón
de las personas, de las familias y de los pueblos, el deseo de venganza" y
nos haga "enamorar de la misericordia".
(RC-RV)
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