"Acoger, servir, enseñar a los demás, procurar su dignidad"
Jueves Santo es el día de la Memoria de Dios, que se ha hecho presente en Jesús, aquel que
habiendo amado a los suyos les amó hasta el extremo,
es decir, hasta el fin, como dice Jn 13, 1. Así lo recoge la liturgia de este
día, centrada en tres signos:
Primera memoria: Lavatorio de pies, servir a los demás. No es sólo
acogerles en casa y enseñarles (en la línea de la tercera obra de misericordia
de Mt 25, 31-36: acoger al extranjero, vestir al desnudo), sino también
servirles, para que así puedan estar limpios, con vestido digno, esto es, con dignidad. Cuando estos días nos llegan las imágenes
de las mil pateras perdidas en los mares, con el barrizal de Idoumene,
recordamos lo que significa acoger, lavar los pies, la memoria de Jesús...
Segunda memoria: Cena fraterna... Esto es mi Cuerpo... Lavados
los pies, acogidos en casa, los hermanos pueden comer... como hace Jesús con
sus amigos, abriendo una mesa que empieza siendo de Doce, porque doce son todo el mundo, todas las tribus de Israel y de
la tierra. Este día recordamos algo muy especial: La comida ha de ser de pan y
vino, es decir, de alimentos materiales...(conforme a las dos primeras obras de
misericordia de Mt 25, 31-46: Dar de comer, dar de beber...).Pero Jesús añade
algo todavía más especial, que tendemos a olvidar: Sólo podemos dar de comer dando
algo que es nuestro, nuestro propio cuerpo, nuestra propia vida. No podemos
cenar Jesús, con Jesús, como Jesús si no convertimos nuestro cuerpo y nuestra
sangre en comida para los demás.
Tercera memoria: Haced esto en memoria de mí, los hombres y mujeres del recuerdo... Es decir,
lavaos los pies, acoger a los demás, dar de comer. Conforme a la tradición de
la Iglesia, instituyendo la acogida (lavatorio
de pies) y la comida fraterna (dar de comer, el propio cuerpo), Jesús instituyó la nueva gran función cristiana: Los
hombres y mujeres de la memoria..., aquellos que mantienen vivo, de un modo
especial, el recuerdo y la tarea de Jesús.
Esos hombres y mujeres de la memoria son en un sentido
los presbíteros y obispos, pero lo son, de un modo aún más directo todos aquellos que acogen y visten, que lavan, cuidan y alimentan a los
demás, realizando así la tarea de Dios sobre la tierra. Para leer el
artículo completo, pinche aquí.
(Xabier Pikaza Ibarrondo).-
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