«La Cuaresma tiene un significado
para nosotros: debe manifestar a los ojos del mundo que todo el Pueblo de Dios,
porque es pecador, se prepara con la penitencia a revivir litúrgicamente la
Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Este testimonio público y colectivo tiene su origen
en el espíritu de penitencia de cada uno de nosotros y nos impulsa también a profundizar interiormente este comportamiento y a motivarlo
mejor. Privarse de algo es no sólo dar de lo superfluo, sino también, muchas
veces, incluso de lo necesario, como la viuda del Evangelio que sabía que su
óbolo era ya un don recibido de Dios. Privarse de algo es liberarse de las
servidumbres de una civilización que nos incita cada vez más a la comodidad y
al consumo.»
Juan Pablo II, Mensaje
para la Cuaresma, 1979
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