El Papa salió de la catedral, y se dirigió
al Centro Cultural Félix Varela, donde le esperaban, entre
la lluvia, miles de jóvenes. Católicos, creyentes de otras confesiones, no
creyentes, unidos todos por el deseo de la construcción de una patria en
la que todos quepan, en la que nadie se sienta extraño o
perseguido. Y Francisco volvió a improvisar, esta vez en torno a dos conceptos: soñar y esperanza.
Bergoglio reivindicó ante los jóvenes
"la capacidad de soñar", porque "un joven que no es capaz de
soñar está clausurado en sí mismo". Así, Francisco pidió a los presentes
que "no se arruguen, abríte y soñá que con vos, el mundo puede ser
distinto. Si vos ponés lo mejor, vas a ayudar a que este
mundo sea distinto".
"No se olviden, sueñen", reiteró
el Papa, y "cuenten sus sueños, hablen de las cosas
grandes que deseen". Soñar, y acoger "al que piensa
diferente. No nos encerremos en los conventillos de las ideologías, o de las
religiones, y que podamos crecer ante los individualismos. Cuando una religión
se vuelve conventillo pierde lo mejor que tiene, pierde su realidad de adorar a
Dios, de creer en Dios".
Frente a los conventillos de las
ideologías, "corazones, abiertos, mentes
abiertas",pidió el Papa. "Si pensás distinto que yo, ¿por qué no vamos a hablar? ¿Por qué siempre
tiramos la piedra sobre aquello que nos separa? ¿Por qué no nos damos la mano
en aquello que tenemos en común? Animaos a hablar de lo que tenemos en común. Y
después podemos hablar de las cosas que pensamos diferentes".
Y es que "el mundo se destruye por la enemistad, y la
enemistad más grande es la guerra, y hoy día vemos que el mundo se está
destruyendo por la guerra", denunció el Papa.
La segunda palabra, la esperanza, sirvió
para que el Papa recordara que "los jóvenes son la esperanza de un
pueblo". ¿Pero qué es la esperanza? "La esperanza es algo más, sabe
sacrificarse por un futuro. La esperanza es fecunda, da vida", y requiere
esfuerzo, y trabajo. Sin embargo, como recordó, cada vez son más los jóvenes
descartados, sin empleo. "Un pueblo que no se
preocupa por dar trabajo a los jóvenes, no tiene futuro",
incidió.
"Los
jóvenes pasan a formar parte de la cultura del descarte. Todos sabemos que hoy,
en este imperio del Dios dinero, se descartan las cosas y las personas. Se
descartan los chicos porque no se los quiere, se los
mata antes de nacer; se descarta a los ancianos porque ya no
producen. En algunos países hay ley de eutanasia, pero en tantos otros hay una
eutanasia escondida, encubierta", clamó Bergoglio.
"Esta cultura del descarte
-prosiguió- nos está haciendo mal a todos, nos quita la esperanza. Queremos esperanza, que es sufrida, trabajadora, fecunda, nos da
trabajo y nos salva de la cultura del descarte". Porque
"un pueblo que sabe autoconvocarse para mirar hacia el futuro, aunque
piense diferente ese pueblo tiene esperanza".
"A ustedes, jóvenes cubanos, aunque piensen diferente, quiero que vaya acompañados. Juntos,
buscando la esperanza, buscando el futuro y la nobleza de la
patria", culminó Francisco, quien reivindicó la cultura del encuentro.
"Vayamos juntos, aunque pensemos distintos. Hay algo superior a nosotros:
es la grandeza de nuestro pueblo, esa dulce esperanza de la patria a la que
tenemos que llegar".
No hay comentarios:
Publicar un comentario