lunes, 21 de septiembre de 2015

"Dejemos que la mirada de Jesús recorra nuestras calles". El Papa en la Misa en Holguín

En el día en que la Iglesia celebra la conversión del apóstol y evangelista san Mateo, el Santo Padre se trasladó muy temprano a Holguín, una ciudad nunca antes visitada por un pontífice, en donde presidió la Santa Misa en la Plaza de la Revolución.
Haciendo referencia al pasaje del Evangelio de Mateo en el que el apóstol habla de su propia conversión, (Mt 9, 9-13), el Santo Padre habló ante los miles de fieles presentes en la plaza, de la mirada misericordiosa de Cristo Jesús, una mirada de amor que convierte y nos precede en nuestras necesidades y que “sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, del fracaso o de la indignidad”.
Después de mirarlo con misericordia, Jesús dice a Mateo: «Sígueme». El Sucesor del Pedro explicó así la misión: tras la mirada amorosa y el llamado de Jesús, Mateo encuentra la alegría en el servicio. Sus conciudadanos no son más aquellos a los que “se vive”, “se usa”, o “se abusa”, dijo el Papa, y eso porque “la mirada de Jesús cura nuestras miopías, y nos estimula a ir más allá”, a “no quedarnos en las apariencias o en lo políticamente correcto”.
“Aprendamos a mirar como Él nos mira – exhortó Francisco - compartamos su ternura y su misericordia con los enfermos, los presos, los ancianos, y en nuestras familias”. Dejemos que la mirada de Jesús “recorra nuestras calles” y nos devuelva “la alegría y la esperanza”.
Finalizando su homilía el Papa dedicó palabras a la Iglesia en Cuba que con esfuerzo y sacrificio llevan aun en los sitios más apartados, dijo, la palabra y la presencia de Cristo, e hizo “una mención especial” a las llamadas “casas de misión” que, “ante la escasez de templos y de sacerdotes, permiten a tantas personas poder tener un espacio de oración, de escucha de la Palabra, de catequesis y vida de comunidad”.
Por último volviendo los ojos a la Virgen Mambisa, el Papa elevó su plegaria para que “mantenga sobre todos y cada uno de los hijos de esta noble nación su mirada maternal”: que esos sus ojos misericordiosos, estén siempre atentos a cada uno de ustedes, sus hogares, familias, a las personas que puedan estar sintiendo que para ellos no hay lugar”.

(GM – RV)

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