lunes, 21 de septiembre de 2015

«Quien no vive para servir, no sirve para vivir». El Papa en la Misa de La Habana


En el segundo día de su Viaje Apostólico a Cuba la mañana del Papa inició con la Santa Misa en el XXV domingo del tiempo ordinario en la Plaza de la Revolución José Martí de La Habana. La Plaza, lugar simbólico del país, fue escenario de la histórica Misa presidida por el Santo Padre Francisco con la presencia de miles de fieles y peregrinos que se dieron cita para oír las palabras del Sucesor de Pedro.

Reflexionando sobre el Evangelio del Apóstol Marcos el Obispo de Roma desarrolló su homilía a partir de la pregunta “aparentemente indiscreta” que Jesús hace a sus discípulos «¿De qué discutían por el camino?» (Mc 9, 30-37). Una pregunta, dijo el Papa, que también puede hacernos hoy: ¿De qué hablan cotidianamente? ¿Cuáles son sus aspiraciones?

El Santo Padre señaló que “la historia de la humanidad ha estado marcada por el modo de responder a esta pregunta” e indicó que Jesús “conoce los recovecos del corazón humano”, y “logra dar una respuesta capaz de plantear un nuevo desafío, descolocando «las respuestas esperadas» o lo aparentemente establecido”. “Jesús – dijo Francisco - siempre plantea la lógica del amor”.

Porque el horizonte de Jesús no es para unos pocos privilegiados capaces de llegar al «conocimiento deseado» o a distintos niveles de espiritualidad, Él es simple en su respuesta: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos»; y porque en gran parte servir significa, “cuidar la fragilidad”, de “nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo”, Jesús nos propone mirar y amar con gestos concretos a quienes sufren, están desprotegidos o angustiados. Es un Amor que se plasma en acciones y decisiones, dijo el Padre y Pastor de la Iglesia Universal, y que se manifiesta en las distintas tareas que como ciudadanos estamos invitados a desarrollar.

Por otra parte el Papa no dejó de poner en guardia sobre las tentaciones que encontramos en el camino, como la “tentación del servicio que se sirve a sí mismo en nombre de lo nuestro”, y que “genera una dinámica de exclusión”, y recordó asimismo que “el servicio nunca es ideológico” porque “no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas”.
Finalizando la homilía el Sucesor de Pedro invitó al santo Pueblo fiel de Dios que camina en Cuba, “pueblo que tiene gusto por la fiesta, por la amistad, por las cosas bellas, pero que también tiene heridas”, y que “marcha con esperanza, porque su vocación es de grandeza”, a cuidar “los dones que Dios les ha regalado” y a no descuidarlos “por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado”, exhortándolos, asimismo a no olvidar que “la importancia de un pueblo, de una nación, de una persona siempre se basa en cómo sirve la fragilidad de sus hermanos”. En eso, concluyó el Papa Francisco “encontramos uno de los frutos de una verdadera humanidad”.(GM – RV)

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