Mis
queridos diocesanos:
Haciendo
el camino de la Pascua, el Señor va poniendo siempre motivos para mantener la
alegría V el deseo de permanecer cerca de Jesús. La Pascua es tiempo de gracia,
V lo es de modo particular porque nos da las motivaciones que el corazón
necesita de vivir con alegría nuestra fe.
Un
motivo añadido para mantener la alegría de quienes formamos parte de la familia
cristiana que peregrina en la Diócesis de Madrid, es la celebración del día
misionero madrileño. En nuestra Diócesis se une este recuerdo al momento en el
que el Señor Jesús, estando con sus Apóstoles, les envía a predicar la Buena
Nueva a todas las gentes: "id por todo el mundo V enseñad todo lo que
habéis visto V oído". Sí, recordar a nuestros misioneros es motivo de gran
alegría para quienes sabemos que gracias a ellos en muchos sitios, Jesús es
conocido V así amado. Nos da alegría tenerles presentes en nuestra oración, en
nuestra vida parroquial. Nos da alegría también saber que ese día, el de la
Ascensión del Señor, ellos, nuestros misioneros, son conscientes de que es su
día... V estando lejos de nosotros, están muy presentes en nuestro corazón.
El
Santo Padre, Francisco, pidió que este año tuviéramos en cuenta de modo muy
particular la vida consagrada. Por ello, no es de extrañar que el lema de este
año para celebrar el día del misionero diocesano sea 'Nuestra Diócesis con sus
religiosos misioneros'. Nos unimos al deseo del Papa V, a la vez, hacemos un
homenaje sencillo a quienes participan de esa doble vocación, la de la vida
consagrada Vla misionera.
Nuestra
Diócesis tiene más de trescientos setenta V cinco misioneros religiosos, a los
que habría que añadir tantos misioneros sacerdotes V seglares. Las
Congregaciones religiosas hacen un gran esfuerzo enviando a sus miembros a
tierras de misión, V los pueblos V ciudades que les reciben descubren la
belleza de una vida dedicada por completo a Dios, a su servicio, a la extensión
de su Reino. Es una gran alegría poder contar con ellos.
La
evangelización necesita de hombres y mujeres que, dejándolo todo, entreguen su
corazón y su alma al Señor. Consagrados que se entregan a la evangelización
mostrando a los hombres entre los que viven que {sólo Dios basta'. Su vida es
testimonio de vida eterna. Su servicio es la prolongación de las manos y el
corazón de Dios que sana, alimenta, fortalece, anima y ama al hombre,
especialmente al más desfavorecido y abandonado.
Por
eso nuestra oración de este día tiene un doble sentido. Por un lado, es una
oración de acción de gracias al Señor por la vida consagrada de los que están
en la misión. Por otro lado, nuestra oración es también de petición. Pedimos al
Dueño de la mies que envíe operarios a su mies.
El
día 17 de mayo, pediremos por ellos. y en la Santa Iglesia Catedral tendremos
la celebración del envío. Allí, en nombre de la Iglesia, podré entregar la cruz
que les identifica como misioneros a los que hayan sido llamados por el Señor.
Pido
a todos los diocesanos que se unan a esta intención. Y doy gracias a Dios por
darme la oportunidad de ser este año instrumento de la Iglesia para enviar a
estos hermanos nuestros a la misión. Que la Virgen de la Almudena nos ayude a
continuar con la tarea preciosa de dar a conocer a todos los hombres la
salvación del Señor Jesús.
Con
gran afecto y bendición para todos,
+ Carlos, Arzobispo de
Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario