martes, 19 de mayo de 2015

Carta Pastoral del Arzobispo de Madrid para la Jornada Diocesana de los Misioneros Madrileños

Mis queridos diocesanos:
Haciendo el camino de la Pascua, el Señor va poniendo siempre motivos para mantener la alegría V el deseo de permanecer cerca de Jesús. La Pascua es tiempo de gracia, V lo es de modo particular porque nos da las motivaciones que el corazón necesita de vivir con alegría nuestra fe.
Un motivo añadido para mantener la alegría de quienes formamos parte de la familia cristiana que peregrina en la Diócesis de Madrid, es la celebración del día misionero madrileño. En nuestra Diócesis se une este recuerdo al momento en el que el Señor Jesús, estando con sus Apóstoles, les envía a predicar la Buena Nueva a todas las gentes: "id por todo el mundo V enseñad todo lo que habéis visto V oído". Sí, recordar a nuestros misioneros es motivo de gran alegría para quienes sabemos que gracias a ellos en muchos sitios, Jesús es conocido V así amado. Nos da alegría tenerles presentes en nuestra oración, en nuestra vida parroquial. Nos da alegría también saber que ese día, el de la Ascensión del Señor, ellos, nuestros misioneros, son conscientes de que es su día... V estando lejos de nosotros, están muy presentes en nuestro corazón.
El Santo Padre, Francisco, pidió que este año tuviéramos en cuenta de modo muy particular la vida consagrada. Por ello, no es de extrañar que el lema de este año para celebrar el día del misionero diocesano sea 'Nuestra Diócesis con sus religiosos misioneros'. Nos unimos al deseo del Papa V, a la vez, hacemos un homenaje sencillo a quienes participan de esa doble vocación, la de la vida consagrada Vla misionera.
Nuestra Diócesis tiene más de trescientos setenta V cinco misioneros religiosos, a los que habría que añadir tantos misioneros sacerdotes V seglares. Las Congregaciones religiosas hacen un gran esfuerzo enviando a sus miembros a tierras de misión, V los pueblos V ciudades que les reciben descubren la belleza de una vida dedicada por completo a Dios, a su servicio, a la extensión de su Reino. Es una gran alegría poder contar con ellos.
La evangelización necesita de hombres y mujeres que, dejándolo todo, entreguen su corazón y su alma al Señor. Consagrados que se entregan a la evangelización mostrando a los hombres entre los que viven que {sólo Dios basta'. Su vida es testimonio de vida eterna. Su servicio es la prolongación de las manos y el corazón de Dios que sana, alimenta, fortalece, anima y ama al hombre, especialmente al más desfavorecido y abandonado.
Por eso nuestra oración de este día tiene un doble sentido. Por un lado, es una oración de acción de gracias al Señor por la vida consagrada de los que están en la misión. Por otro lado, nuestra oración es también de petición. Pedimos al Dueño de la mies que envíe operarios a su mies.
El día 17 de mayo, pediremos por ellos. y en la Santa Iglesia Catedral tendremos la celebración del envío. Allí, en nombre de la Iglesia, podré entregar la cruz que les identifica como misioneros a los que hayan sido llamados por el Señor.
Pido a todos los diocesanos que se unan a esta intención. Y doy gracias a Dios por darme la oportunidad de ser este año instrumento de la Iglesia para enviar a estos hermanos nuestros a la misión. Que la Virgen de la Almudena nos ayude a continuar con la tarea preciosa de dar a conocer a todos los hombres la salvación del Señor Jesús.
Con gran afecto y bendición para todos,

                                        + Carlos, Arzobispo de Madrid

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