Queridos amigos, el
pasado viernes, coincidiendo con segundo aniversario de su elección al
Pontificado, el Papa Francisco anunció que ha decidido convocar un Jubileo
extraordinario:
«He pensado con
frecuencia de qué forma la Iglesia puede hacer más evidente su misión de ser
testigo de la misericordia. Es un camino que inicia con una conversión
espiritual; y tenemos que recorrer este camino. Por eso he decidido convocar un
Jubileo extraordinario que tenga en el centro la misericordia de Dios. Será un
Año santo de la misericordia».
Este Año santo
comenzará en la próxima solemnidad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre
de 2015) y se concluirá el 20 de noviembre de 2016, domingo de Nuestro Señor
Jesucristo Rey del universo y "rostro vivo de la misericordia del
Padre".
Ante este anuncio,
surge la pregunta: ¿qué es un jubileo?
En la tradición
católica, el Jubileo es un gran acontecimiento religioso. Es el año de la
remisión de los pecados y de sus penas. Es el año de la reconciliación, de la
conversión y de la penitencia sacramental. En consecuencia, es el año de la
solidaridad, de la esperanza, de la justicia, del empeño por servir a Dios en
el gozo y la paz con los hermanos. El Año Jubilar es, ante todo, el Año de
Cristo, portador de la vida y de la gracia a la humanidad.
Sus orígenes se
remontan al Antiguo Testamento. La ley de Moisés había determinado para el
pueblo Hebreo un año particular: "Declararéis santo el año cincuenta, y
proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para
vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a
su familia" (Lev 25, 10).
La trompeta con que
se anunciaba este año particular era un cuerno de carnero padre, que se llama
"yobel" en hebreo, de ahí la palabra "Jubileo". La
celebración de este año llevaba consigo, entre otras cosas, la restitución de
las tierras a sus antiguos propietarios, la remisión de las deudas, la
liberación de los esclavos, y el reposo de la tierra.
En el Nuevo
Testamento, Jesús se presenta como Aquel que lleva a su cumplimiento el Jubileo
antiguo, ya que Él ha venido a "predicar el año de gracia del Señor"
(cfr. Is 61, 1-2).
El Jubileo es un
tiempo de gracia destinado a promover la santidad de vida. Ha sido instituido
para consolidar la fe, favorecer las obras de caridad y la comunión fraterna en
el seno de la Iglesia y en la sociedad; en definitiva, para recordar y remover
a los creyentes a una profesión de fe más sincera y más coherente en Cristo
Salvador.
El Jubileo católico
puede ser ordinario o extraordinario:
El Año Santo ordinario, o Año Jubilar, es el celebrado en los intervalos preestablecidos mientras que el extraordinario, o Jubileo, es el proclamado como celebración de un hecho destacado.
Es una invitación
abierta a todos los cristianos y también a los que se encuentran distantes en
la fe y desean volver de nuevo a la vida cristiana. Durante el Año Jubilar, la
Iglesia concede la indulgencia plenaria (remisión de la pena temporal en el
purgatorio debida -según la justicia de Dios- por el pecado que ha sido ya
perdonado en la confesión), que ayuda al cristiano a hacer camino con la
voluntad de convertirse y reconciliarse con Dios. La indulgencia también puede
ser aplicada a los difuntos como signo de amor hacia ellos.
Así pues, queridos
amigos, alegrémonos y preparémonos a vivir este Año Santo de la Misericordia de
Dios.
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