viernes, 20 de octubre de 2017

«Las hijas de la Caridad intentaron cambiar el mundo»



La actriz barcelonesa Assumpta Serna encarna a la hija de la Caridad Helena Studler, una poco conocida heroína francesa que durante la II Guerra Mundial salvó a más de 2.000 prisioneros de los campos de concentración nazis. El viernes 20 se estrena Red de Libertad, de Pablo Moreno, el filme que cuenta su historia
He de decir que he llorado como una magdalena viendo la película.
¿Te ha emocionado? Eso me gusta mucho, porque es lo que pretendíamos. Puedes crear todo el espectáculo que quieras, pero cuando el espectador ve una cara que quiere comunicar es mucho más interesante.
Así es, porque aunque es una película con un contexto de guerra, no es lo que prima (también porque el presupuesto llega hasta donde llega).
Para montar una guerra no necesariamente es más interesante ver tanques sino, por ejemplo, el por qué existe esa guerra o qué personas están a favor incluso de mentir para poder ayudar a otras personas, como el caso de sor Helena. Si lo piensas, llegó hasta a emborrachar a los nazis para evitar los registros.
¿Qué conocías de sor Helena?
Había oído hablar de ella, pero realmente era una formación vacía. Cuando Pablo [Moreno, el director del filme] me habló de ella, incluso me dio escritos de su sobrina, me pareció un personaje superinteresante, ¡quién no querría hacer una heroína! Además, actoralmente tenía muchos recovecos para poner cosas al personaje, no era algo cerrado. Por ejemplo, cómo ella, que daba constantemente su amor a los demás, rechazaba cuando la mostraban afecto. O que no estuviera preocupada por sí misma [y su enfermedad], con toda la responsabilidad que tenía hacia los huérfanos y su congregación.
Schindler ha copado todo el imaginario heroico en la II Guerra Mundial.
Sí, y hubo muchas personas en la sombra que hicieron el bien. Para ser un héroe simplemente hace falta no querer serlo, como estas hijas de la Caridad que durante tanto tiempo, en silencio y sin hacer ruido, intentaron cambiar el mundo a mejor.
¿Hay a quien le resulta muy manido eso de cambiar el mundo?
Esta es una película que comunica el mensaje del amor a los demás. A personas cínicas les puede parecer una tontería, pero hace falta recordarlo siempre. Además es un momento muy oportuno, dada la falta de diálogo y transparencia, la corrupción… Una película como esta se va a disfrutarla mucho, porque es una reflexión emocional hacia hacer el bien.
Y no solo en una guerra.
Efectivamente. Esta historia hace pensar qué te hace levantarte por la mañana y tener el deseo de hacer cosas. No puede ser solo acumular, lo que da sentido a tu vida es ese que lo que haces tiene que ver con otro, trasciende a otro. Y no, no hace falta esperar a una guerra para hacerlo.
¿Qué te ha enseñado la sor?
He ratificado que la pasión por contar historias es lo principal para escoger un personaje. He estado mucho tiempo sin papeles interesantes, y sor Helena ha sido también el reencuentro con el público, con un personaje que está más de acuerdo conmigo. También he ratificado que se puede hacer un cine con valores, que no son necesariamente valores inocentes.
¿El público generalista está preparado para ver este cine o solo un segmento concreto?
Se va a acoger bien, porque esta película habla de una heroína, y están de moda. De hecho, el otro día vi la película con mi marido y lloramos. Y no suele pasarme, porque estás fijándote en cosas técnicas, pero me dejé llevar por la historia.
Pero la heroína es una monja. ¿Eso atraerá o repelerá?
Habrá que ver. Tengo especial interés en que se estrene en Barcelona, porque allí tengo a mi madre, de 91 años –mi padre falleció recién acabada la película–. En mi familia hubo dos referentes cuando yo era niña, sor Araceli y sor Antonia. Mi abuelo (republicano) las rescató de la zona roja porque una de ellas era su hermana. Después de la guerra educaron a mi madre, la enseñaron piano… ¡y también eran hijas de la Caridad! Me enteré la primera semana de empezar con la película, porque hablé con mi madre y me dijo: «¡Eran paúlas, paúlas!». Así que, sin saberlo he cerrado un ciclo, porque durante el preestreno vino una hija de la Caridad a decirme que sor Araceli, mi tía abuela, siempre tuvo en el piano puesta mi foto. Y yo ahora les hago un pequeño homenaje.
¿Lo que se transmite fuera también se vive dentro del rodaje?
Pablo se preocupa por el bienestar de todos y eso es muy bonito. Me ha hecho estar bien, y cuando estoy bien me doy mucho. Sin este equipo, a lo mejor no hubiera salido así. El director emana transparencia y la contagia. En mis 115 películas habré encontrado poca gente así.
Cristina Sánchez Aguilar @csanchezaguilar
Alfa y Omega

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