La Iglesia local y la Conferencia Episcopal Colombiana ya han movilizado a sus técnicos para evaluar las necesidades sobre el terreno y cubrir las necesidades más básicas de la población. Tras la avalancha en Mocoa (Colombia), la situación es «compleja y caótica», explica el obispo de la ciudad, monseñor Luis Albeiro Maldonado Monsalve
La avalancha que el sábado asoló Mocoa, en Colombia, causando 250 muertos, ha dejado a esta zona del departamento de Putumayo «en una situación compleja y caótica». Así lo ha definido el obispo de la ciudad, monseñor Luis Albeiro Maldonado Monsalve, tras el desbordamiento de varios ríos a causa de las fuertes lluvias.
Es urgente «unirnos todos en este momento difícil, mirar hacia esta región tan necesitada», subrayó monseñor Maldonado, que recordó que las principales necesidades en este primer momento son agua, alimentos, mantas y colchones.
La Iglesia de esta ciudad –explica el prelado en un comunicado difundido por la Conferencia Episcopal Colombiana– ha puesto en marcha un comité central y otros locales para atender, escuchar y acompañar a las víctimas del desastre natural. También la Conferencia Episcopal ha movilizado a través de su Comisión de Pastoral Social un equipo técnico que atenderá a la población sobre el terreno.
Además, los obispos han hecho público un comunicado, firmado por su secretario general, monseñor Elkin Fernando Álvarez, en el que ofrecen «sus oraciones por el eterno descanso de las personas fallecidas y piden a Dios la fortaleza para quienes se han visto afectados por esta tragedia». Los prelados también invitan a todas las personas, comunidades e instituciones a poner en marcha iniciativas para ayudar eficazmente tanto en este primer momento como en la reconstrucción de Mocoa.
Alfa y Omega
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