“Al igual que Jesús, el sacerdote hace alegre al anuncio con toda su persona. Cuando predica la homilía, lo hace con la alegría que traspasa el corazón de su gente con la Palabra con la que el Señor lo traspasó a él en su oración. Como todo discípulo misionero, el sacerdote hace alegre el anuncio con todo su ser”, lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la celebración de la Santa Misa del Crisma al inicio del Triduo pascual, en la Basílica de San Pedro.
En su homilía, el Pontífice recordó que, Jesús fue ungido por el Espíritu Santo para anunciar la Buena Notica a los pobres. “Todo lo que Jesús anuncia, y también nosotros, sacerdotes, precisó el Papa, es Buena Noticia. Alegre con la alegría evangélica: de quien ha sido ungido en sus pecados con el aceite del perdón y ungido en su carisma con el aceite de la misión, para ungir a los demás”. Como todo discípulo misionero, agregó el Obispo de Roma, el sacerdote hace alegre el anuncio con todo su ser.
En este sentido, la Buena Noticia puede parecer una expresión más, entre otras, para decir Evangelio – afirmó el Papa Francisco – como buena nueva o feliz anuncio. Sin embargo, dijo, contiene algo que cohesiona en sí todo lo demás: la alegría del Evangelio. “La Buena Noticia es la perla preciosa del Evangelio. No es un objeto, es una misión. La Buena Noticia nace de la Unción. La primera, la gran unción sacerdotal de Jesús, es la que hizo el Espíritu Santo en el seno de María”. La Buena Noticia. Una sola Palabra – Evangelio – que en el acto de ser anunciado se vuelve alegre y misericordiosa verdad. Por ello, advirtió el Pontífice, que nadie intente separar estas tres gracias del Evangelio: su Verdad – no negociable –, su Misericordia – incondicional con todos los pecadores – y su Alegría – íntima e inclusiva –.
Refiriéndose a las alegrías del Evangelio, el Papa Francisco señaló que son alegrías especiales, que vienen en odres nuevos, esos de los que habla el Señor para expresar la novedad de su mensaje. Les comparto, queridos sacerdotes, queridos hermanos, agregó el Papa, tres íconos de odres nuevos en los que la Buena Noticia cabe bien, no se avinagra y se vierte abundantemente. “Un ícono de la Buena Noticia es el de las tinajas de piedra de las bodas de Caná. El segundo ícono de la Buena Noticia es aquella vasija que – con su cucharón de madera – al pleno sol del mediodía, portaba sobre su cabeza la Samaritana. Este, refleja bien una cuestión esencial: la de la concreción. El tercer ícono de la Buena Noticia, señalo el Papa, es el Odre inmenso del Corazón traspasado del Señor: integridad mansa – humilde y pobre – que atrae a todos hacia sí”.
Antes de concluir su homilía, el Papa Francisco alentó a los sacerdotes a que, “contemplando y bebiendo de estos tres odres nuevos, la Buena Noticia tenga en nosotros la plenitud contagiosa que transmite con todo su ser nuestra Señora, la concreción inclusiva del anuncio de la Samaritana, y la integridad mansa con que el Espíritu brota y se derrama, incansablemente, del Corazón traspasado de Jesús nuestro Señor”.
(Renato Martinez – Radio Vaticano)
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