jueves, 27 de abril de 2017

COMENTARIO AL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (3,31-36) POR SAN JUAN CRISÓSTOMO, PADRE DE LA IGLESIA:




«El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra...» Juan dice que habla de la tierra: se refería al hombre y a cuanto pertenecía a él. Y si habla algunas cosas divinas es porque está iluminado por Dios, como dice el Apóstol: "No soy yo, sino la gracia de Dios que está conmigo" ( 1Cor 15,10). Luego San Juan es de tierra y habla de la misma. Y si algo divino habéis oído de Juan, es porque ha sido inspirado y no porque lo ha recibido.

«El que viene del cielo –Cristo- está por encima de todos.» Esto es: Viene del Padre. De dos maneras "está sobre todos": primeramente sobre toda la humanidad, de la que procede antes de que ella pecase; y en segundo lugar según la altura del Padre, la cual comparte.

«De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio.» Cuando concibes la palabra que vas a pronunciar, quieres decir la cosa y la misma concepción de la cosa que constituye ya el verbo en tu mente. Así como tienes tú en tu mente la palabra que hablas, y ella está en ti, así Dios concibió su Palabra o, lo que es lo mismo, engendró al Hijo. Por lo tanto, siendo la palabra el Hijo de Dios, el Hijo nos ha hablado, no su palabra, sino la del Padre; quiso hablarnos lo que el Verbo del Padre hablaba. San Juan explicó cómo ocurrió esto y cómo debió suceder.

Había dicho San Juan: "Y lo que vio y oyó, testifica", como explicando para que no fueran consideradas falsas las cosas que Jesucristo dijese, porque habían de ser pocos los que creerían. Por esto añade: «Y nadie acepta su testimonio.», esto es, pocos; pues tenía discípulos que recibían su testimonio... Y asimismo manifiesta la insensibilidad de los judíos, como se había dicho en el principio del Evangelio: "Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron", porque especialmente los judíos eran los que le pertenecían.

«El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.»... manifiesta que no de otra manera puede alguno dejar de creer en Cristo, sino llamando mentiroso a Dios que le envió, porque no habla cosa alguna que no corresponda al Padre. Y esto es lo que añade: «El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida.»

«El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida.» Espíritu quiere decir aquí la acción del Espíritu Santo, y quiere significar que todos nosotros recibimos las acciones del Espíritu Santo con su medida. Mas Jesucristo recibió la gracia del Espíritu Santo; ¿cómo, pues, podrá nadie creerle digno de sospecha? Nada dice que no sea de Dios, ni del Espíritu... fundamenta y confirma su doctrina en el Padre y en el Espíritu. 

«El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.» No dice aquí que es bastante creer en el Hijo para obtener la vida eterna, puesto que El dice en otro lugar: "No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos" ( Mt7,21). Y además, refiriéndose a la blasfemia contra el Espíritu Santo, la juzga suficiente por sí sola para llevar al infierno. 

Y si alguno cree en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, no pensemos que esto es bastante para alcanzar la salvación. Necesitamos también de una vida buena y de costumbres rectas. 

Además, conociendo que muchos no se dejan llevar tanto por la promesa de los beneficios como por el riesgo de sufrimientos terribles, concluye su discurso diciendo: "Mas el que no da crédito al Hijo, la ira de Dios estará sobre él". Véase cómo refiere al Padre lo que dice respecto del castigo, porque no dijo que la ira del Hijo de Dios (aun cuando éste sea juez), sino que citó al Padre como juez... Y no dijo "estará con él", sino "sobre él", dando a conocer que nunca se separará de él. Y para que no se crea que habla de la muerte temporal, dijo: "No verá la vida".
(S. Juan Crisóstomo, Sobre el Evangelio de san Juan)

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