Queridos amigos, como comentario al Evangelio de hoy, publicamos unas palabras del Papa Francisco en la conferencia de prensa del vuelo de regreso del viaje pastoral a Estados Unidos, en septiembre de 2015:
“Aquellos que piensan en un “divorcio católico” se equivocan porque este último documento (el Papa se refiere a su Motu Proprio ‘Mitix Iudex Dominus Iesus’, sobre la reforma del proceso canónico para las causas de declaración de nulidad del matrimonio) ha cerrado la puerta al divorcio que podía entrar por la vía administrativa.
La mayoría de los Padres sinodales en el Sínodo (el Papa se refiere al Sínodo sobre la familia del 2014) pidió agilizar los procesos de nulidad matrimonial, porque hay procesos que duran ya 10-15 años. Una sentencia, y después otra sentencia y ulteriormente si hay apelación, la apelación, y de nuevo otra apelación… y no se termina nunca. (...)
Este documento, este Motu proprio, facilita los procesos en cuanto al tiempo, pero no se trata de un divorcio, porque el matrimonio es indisoluble cuando es sacramento, y esto la Iglesia no, no lo puede cambiar. Es doctrina. El matrimonio es un sacramento indisoluble.
El procedimiento de nulidad sirve para comprobar si aquello que parecía un sacramento en realidad no había sido un sacramento: por falta de libertad, por ejemplo, o por falta de madurez, o por enfermedad mental… son tantos los motivos que llevan, después de un estudio, de una investigación, a decir: “No, allí no ha habido sacramento”; por ejemplo, porque la persona no era libre.
Un ejemplo: ahora no es muy común, pero en ciertos sectores de la sociedad sí es común –al menos en Buenos Aires lo era–: los matrimonios cuando la novia quedaba encinta. “Se tiene que casar”. Yo en Buenos Aires aconsejaba a los sacerdotes que se negaran a casarlos, casi les prohibía celebrar el matrimonio en esas condiciones. Nosotros lo llamamos “matrimonio de prisa”, sólo para salvar todas las apariencias. Nace el niño y a algunas parejas les va bien, pero no hay libertad. Luego, les va mal, se separan… y dicen “yo fui obligado a casarme porque tenía que reparar esa situación”: esta sería una causa de nulidad.
Las causas de nulidad son muchas, las pueden encontrar en internet, ahí están todas (...). El “divorcio católico”: no, eso no existe. O nunca hubo matrimonio –y esto es la nulidad, porque no existió– o si existió el matrimonio, es indisoluble. Esto queda claro. Gracias”.
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