viernes, 24 de febrero de 2017

El Arzobispado de Toledo vuelve a negar la "devolución simbólica" de Santa María la Blanca a los judíos


¿Sinagoga, iglesia, museo? ¿Del Estado, de la Iglesia o de los judíos? Cada cierto tiempo, la polémica regresa a Toledo a cuenta de Santa María la Blanca. En esta ocasión, después de que el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Isaac Querub, hubiera reclamado al arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, su "devolución simbólica".
En respuesta, la diócesis emitió un comunicado en el que subraya que "la titularidad eclesiástica de la antigua sinagoga de Santa María la Blanca queda perfectamente demostrada con la aportación documental que custodia el Arzobispado de Toledo y no ofrece ningún tipo de dudas".
La nota episcopal reconoce que, originariamente, el edificio fue construido como sinagoga, y que en 1411 se transformó en templo cristiano "tras las matanzas de judíos en el reino de Castilla del año 1391". De ahí, se convirtió en ermita, cuartel y almacén, hasta que en 1929 el rey Alfonso XIII devolvió la propiedad al Arzobispado.
Dado que la inscripción en el registro a nombre de la Iglesia tuvo lugar en 1930, la diócesis consdiera que "la Iglesia de Toledo goza de todos los derechos legítimos que le concede la legislación española", una posesión "pacífica y ampliamente aceptada". En la actualidad, su uso es sobre todo cultural.
Ante la petición de "cesión" a la comunidad judía, la diócesis recuerda cómo en 1992, la Santa Sede puso a su disposición el edificio para iniciar conversaciones con el Estado de Israel, "que no llegaron a dar fruto". En el año 2000, de nuevo, cuando Juan Pablo II la ofreció a cambio de que se devolviese a la Iglesia católica el Cenáculo de Jerusalén. Así, considera la diócesis, es Roma quien tiene la potestad de decidir o no sobre el futuro de Santa María la Blanca.
Por su parte, la FCJE pide a la Iglesia católica una "devolución simbólica" del edificio a la comunidad judía. Esto es, que se reconozca como sinagoga, y que se devuelva a Patrimonio Nacional. "Hablamos de una devolución simbólica en el sentido de que esa sinagoga debe ser reconocida como sinagoga, devuelta al patrimonio del Estado, abierta a todo el mundo; no hemos planteado culto alguno, nada que se le parezca, todo se puede hablar pero no lo hemos planteado así, nunca lo hemos reivindicado, ni exigido", explicaba en declaraciones a Ep su presidente, Isaac Querub.
"Nosotros apreciaríamos mucho una declaración y un gesto de la Iglesia católica siguiendo la tendencia del Vaticano, y el ejemplo de otros países de Europa", ha subrayado. En concreto, ha recordado el reciente caso de Palermo, donde el arzobispado ha cedido a la comunidad judía local el oratorio de una iglesia ubicada en la zona del antiguo barrio judío.
En el caso de Toledo, Querub precisa que la sinagoga fue "arrebatada a la comunidad judía antes de la expulsión" y es "un símbolo para los judíos del mundo entero", pues "no está en cualquier ciudad sino en Toledo" que tuvo "una presencia judía importantísima".
Querub asegura haber pedido por carta una reunión al arzobispo de Toledo, y no haber recibido respuesta. Sin embargo, la diócesis contesta que, si bien hubo dos encuentros entre el arzobispo y el líder judío en los que se habló de la cuestión, se convino una reunión después de Navidad. El Arzobispado asegura no haber recibido petición oficial por escrito. Y, entretanto, Santa María de la Blanca vuelve a estar bajo los focos, no por su inobjetable belleza, sino por una nueva, y vieja, contienda interreligiosa.
 (Jesús Bastante/Ep)

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