viernes, 9 de diciembre de 2016

El Papa inicia una serie de catequesis sobre la esperanza


 El papa Francisco, en la audiencia general de este miércoles ha iniciado una nueva serie de catequesis sobre la esperanza cristiana. Miles de fieles, venidos de todas las partes del mundo han recibido al Santo Padre en el Aula Pablo VI, con alegría y emoción. Banderas y pancartas ondeaban a la llegada del Papa, y los peregrinos se acercaban a ambos lados del pasillo para poder dar la mano y decirle algunas breves palabras.
En el resumen hecho en español de la catequesis, el Pontífice ha indicado que en esta primera reflexión, “el profeta Isaías nos invita a llevar el consuelo de Dios a nuestros hermanos”. Isaías –ha observado el Papa– habla a un pueblo en el exilio y le presenta la posibilidad de regresar a su hogar, que en definitiva es volver a Dios. Para ello “hay que eliminar los obstáculos que nos detienen, preparar un camino llano y ancho, un camino de liberación y esperanza que se extiende por el desierto”, ha subrayado el Papa.
De este modo, ha añadido que san Juan Bautista, retomando las palabras de Isaías, “nos llama a la conversión”, para que “abramos un camino de esperanza en nuestros corazones”.
En esta misma línea, Francisco ha señalado que el cristiano necesita hacerse pequeño para este mundo, “como lo fueron los personajes del Evangelio de la infancia”: María y José, Zacarías e Isabel o los pastores. Eran insignificantes para los grandes y poderosos de entonces –ha aseverado–  pero sus vidas estaban llenas de esperanza, abiertas a la consolación de Dios.
A continuación, el Papa ha dirigido un saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Pidamos al Señor –ha exhortado– la gracia de trasformar el desierto de nuestra vida, de nuestro sufrimiento y de nuestra soledad, en un camino llano que nos lleve al encuentro con el Señor y con los hermanos.
Después de los saludos en las distintas lenguas, el Pontífice ha dedicado unas palabras a los jóvenes, los enfermos y los recién casados. Así, ha señalado que el tiempo litúrgico del adviento es una ocasión de particular gracia para reflexionar sobre nuestro camino al encuentro del Señor. Del mismo modo, ha pedido que la Virgen María, de quien mañana celebramos su Inmaculada Concepción, sea “el modelo para la preparación interior a la Navidad” para que “el corazón de cada uno se convierta en cuna que acoge al Hijo de Dios, rostro de la misericordia del Padre, con la escucha de su palabra, las obras de caridad fraterna y la oración”.
Al concluir la audiencia general, el Santo Padre ha recordado que en los próximos días se celebran dos jornadas importantes de las Naciones Unidas. El día 9 de diciembre es la jornada contra la corrupción y el 10 de diciembre la de los derechos humanos. Son dos realidades –ha explicado el Papa– estrechamente unidas. La corrupción es el “aspecto negativo que debemos combatir”, comenzado por la conciencia personal y vigilando los ámbitos de la vida civil, especialmente sobre los que están más en riesgo. Los derechos humanos, ha precisado el Papa, son el aspecto positivo, para promover siempre con decisión renovada, para que nadie sea excluido del efectivo reconocimiento de los derechos fundamentales de la persona humana. “El Señor nos sostenga en este doble compromiso”, ha concluido.

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