lunes, 3 de octubre de 2016

Que Azerbaiyán continúe por el camino de colaboración entre distintas culturas y confesiones religiosas, el Papa a las autoridades

“La adhesión a los genuinos valores religiosos es totalmente incompatible con el tentativo de imponer con la violencia a los otros las propias formas de ver, escudándose en el santo nombre de Dios”: fue la afirmación del Papa Francisco al dirigirse a las autoridades de Azerbaiyán, en el último día de su XVI viaje apostólico internacional, que lo llevó a visitar también tierra georgiana.
En su discurso el Papa expresó la propia “admiración por la complejidad y riqueza de la cultura del pueblo aserí, “fruto de la aportación de tantos pueblos que a lo largo de la historia han habitado estas tierras. Y recordando que el 18 de octubre Azerbaiyán celebrará el 25 aniversario de su independencia, Francisco indicó como una posibilidad el analizar el camino recorrido y las “problemáticas” que el país está afrontando. Un camino que, según el Papa, “muestra claramente los notables esfuerzos que se han hecho para consolidar las instituciones y favorecer el crecimiento económico y civil de la nación”; una trayectoria que requiere “una constante atención a todos, especialmente a los más débiles” y  que es posible gracias a una sociedad “que reconoce los beneficios de la multiculturalidad y de la necesaria complementariedad de las culturas”.
El Santo Padre destacó la importancia de este esfuerzo común en la construcción de una armonía entre las diferencias “porque demuestra – explicó – que es posible testimoniar  la propia concepción de la vida sin conculcar los derechos de los que tienen otras concepciones”. De ahí la convencida afirmación del Papa: “Toda pertenencia étnica o ideológica, como todo auténtico camino religioso, debe repudiar actitudes y concepciones que instrumentalizan las propias convicciones, la propia identidad o el nombre de Dios para legitimar intentos de opresión y dominio.”
Francisco constató asimismo como el drama de muchos conflictos que sufre el mundo “se alimentan de la intolerancia fomentada por ideologías violentas y por la negación práctica de los derechos de los más pobres” e indicó como solución eficaz a estas “peligrosas desviaciones” el crecimiento de la “cultura de la paz” alimentada de una incesante disposición al diálogo y la conciencia de que no existe otra solución que la búsqueda continua de “soluciones compartidas”.
“Deseo vivamente, agregó después  el Papa,  que Azerbaiyán prosiga por este camino de colaboración entre las distintas culturas y confesiones religiosas”.
El Vicario de Cristo expresó luego su cercanía al pueblo aserí, recordando  “a quienes han debido abandonar su tierra y a tantas personas que sufren a causa conflictos sangrientos. Con la esperanza de que “la comunidad internacional sepa ofrecer con constancia su indispensable ayuda”.
Y recordando la imagen que diera de esta tierra su predecesor San Juan Pablo II cuando definió al Cáucaso «puerta entre Oriente y Occidente», Francisco expresó su deseo de que esta zona se convierta también en “una puerta abierta hacia la paz y un ejemplo en el que fijarse para resolver antiguos y nuevos conflictos”.
(MCM-RV)

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