Hoy la Iglesia celebra el nacimiento de Juan el Bautista… y son muchas las cosas que podríamos decir sobre él… sin duda alguna, una figura importantísima… pues Juan es el eslabón entre el Antiguo y Nuevo Testamentos… es aquel que anuncia a Jesús… el testigo de la Luz… la voz que clama en el desierto… pero de todo lo que podemos aprender de su persona, hay una cosa que sigue siendo muy actual, especialmente en la sociedad que vivimos… porque Juan nos enseña que la VERDAD—con mayúsculas—no se negocia…
Fíjate… en nuestro tiempo existe la tendencia a relativizarlo todo… por eso se rechaza la idea de una Verdad absoluta, mucho menos que esa Verdad tenga a Dios como referencia… y ese relativismo nos empuja a la permisividad de todo… cada cuál tiene su pequeña verdad que, convenientemente, excluye el pecado de predilección… como consecuencia, vemos que la moral ha alcanzado su nivel más bajo en la historia de la humanidad…
Juan, en cambio, se paró delante de la autoridad de su época… sin miedo… sin “paños tibios”… sin buscar excusas ni pretextos… sin pretender torcer la Verdad para buscar una forma de justificar los pecados… esto le costó la vida… pero con su acción dio testimonio de Dios…
Hoy, más que nunca, los cristianos estamos llamados a ser pequeños Juanes… poniéndolo en palabras de Benedicto XVI, la vida cristiana “exige, por decirlo de alguna manera, el ‘martirio’ de la fidelidad cotidiana al Evangelio, es decir, el valor de dejar que Cristo crezca en nosotros y sea Él quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones”
Fuente: Tengo sed de Ti
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