miércoles, 18 de mayo de 2016

La misericordia en la comunidad cristiana. San Agustín


El que ama al prójimo debe hacer tanto bien a su cuerpo como a su alma, y esto no consiste sólo en acudir al médico, sino también en cuidar el alimento, la bebida, el vestido, la habitación, y proteger el cuerpo contra todo lo que pueda resultar molesto [...]. Son misericordiosos los que ponen cortesía y humanidad al proporcionar lo necesario para resistir males y dolores [...]. ¿No sabéis que tener misericordia significa hacerse uno mismo miserable, condoliéndose del otro? (San Agustín, Sobre las costumbres de la Iglesia Católica, 1, 28, 56).


¿Qué has dado sino lo que de mí recibiste? Das cosas terrenas, recibes cosas celestiales. De lo mío has dado, yo me entrego a ti. Si Cristo se te ha dado, ¿cómo no vamos a darnos también nosotros a Cristo, a quien encontramos en los necesitados? Cristo alimenta y pasa hambre por ti; da y está necesitado. Cuando da, quieres recibir; ¿y no vas a querer dar cuando está necesitado? Cristo está necesitado cuando lo está un pobre. Quien está dispuesto a dar a todos los suyos el bien de la vida eterna se ha dignado recibir bienes temporales en cualquier pobre. Deseas encontrar al Cristo que se sienta en el trono celestial. Pues espera encontrarlo durmiendo bajo un puente, espera encontrarlo hambriento y tembloroso de frío, espera encontrarlo como extranjero. (San Agustín, sermón 38,8) San Agustín Imágenes, expresiones y acciones bíblicas de la misericordia.

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