En la homilía de este lunes el Santo
Padre recuerda que el Espíritu Santo que nos ha hecho conocer a Jesús es el
mismo que nos empuja a darlo a conocer.
El
Espíritu Santo nos dé la fuerza de ser testigos de Jesús también en las
persecuciones, las grandes en las que se llega a dar la vida y en las pequeñas,
las persecuciones de los chismorreos y las críticas. Así lo ha recordado el
papa Francisco en la misa de esta mañana celebrada en Santa Marta.
La
lectura del día de los Hechos de los Apóstoles recuerda que el
Señor abrió el corazón de una mujer llamada Lidia, una vendedora de púrpura que
en la ciudad de Tiatira escuchaba las palabras de Pablo.
Al
respecto, el Papa ha explicado que esta mujer sintió algo dentro de ella, que
le empujaba a decir: ‘¡Esto es verdad! Estoy de acuerdo con lo que dice
este hombre, este hombre que da testimonio de Jesucristo. Es verdad lo que
dice’. De este modo, el Pontífice ha aseverado que quien tocó el corazón de
esta mujer es precisamente el Espíritu Santo, quien “ha hecho sentir a esta
mujer que Jesús era el Señor, le hizo sentir que la salvación estaba en las
palabras de Pablo; le hizo sentir a esta mujer un testimonio. El Espíritu da
testimonio de Jesús. Y cada vez que escuchamos en el corazón algo que nos
acerca a Jesús, es el Espíritu que trabaja dentro”.
Por
otro lado, ha observado que el Evangelio habla de un doble testimonio: el del
Espíritu que nos da el testimonio de Jesús y nuestro testimonio. Nosotros somos
testigos del Señor con la fuerza del Espíritu. Jesús invita a los discípulos a
no escandalizarse, porque el testimonio lleva consigo la persecución.
Desde las pequeñas persecuciones de los chismorreos, de las críticas,
hasta las grandes, de los que “la historia de la Iglesia está llena, que
lleva a los cristianos a la cárcel y les lleva incluso a dar la vida”.
Tal
y como ha subrayado el Papa, Jesús dijo que este es el precio del testimonio
cristiano. “El cristiano, con la fuerza del Espíritu, da testimonio de que el
Señor vive, que el Señor ha resucitado, que el Señor está entre nosotros, que
el Señor celebra con nosotros su muerte, su resurrección, cada vez que nos
dirigimos al altar”, ha asegurado.
Asimismo,
“también el cristiano da testimonio, ayudado por el Espíritu, en su vida
cotidiana, con su modo de actuar. Es el testimonio continuo del cristiano. Pero
muchas veces este testimonio provoca ataques, provoca persecuciones”, ha
observado el Pontífice.
Para
concluir la homilía, el papa Francisco ha precisado que “el Espíritu Santo que
nos ha hecho conocer a Jesús es el mismo que nos empuja a darlo a conocer, no
tanto con las palabras, sino con el testimonio de vida”.
Es
bueno pedir al Espíritu Santo –ha recordado– que venga a nuestro corazón, para
dar testimonio de Jesús, decirle: ‘Señor, que no me aleje de Jesús.
Enséñame lo que me ha enseñado Jesús. Hazme recordar lo que ha hecho y hace
Jesús, y también, ayúdame a llevar el testimonio de estas cosas. Que la
mundanidad, las cosas fáciles, las cosas que vienen precisamente del padre de
la mentira, del príncipe de este mundo y el pecado, no me alejen del
testimonio”.
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).-
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