martes, 3 de mayo de 2016

"El profeta sabe ir a las periferias, a las que hay que acercarse ligero de equipaje"


Francisco, a los mercedarios: "Para liberar debemos hacernos pequeños"
Les pide que "atiendan a las víctimas de la trata y a los jóvenes de sus escuelas"
 (RV).- El Papa Francisco recibió en el Vaticano a los participantes del Capítulo General de la Orden de la Merced. Este Capítulo General tiene por lema ‘La Merced: memoria y profecía en las periferias de la libertad' y abrirá la celebración del octavo Centenario de la Orden.
Con respecto al octavo Centenario de la Orden, el Papa los animó a no dejar de "proclamar el año de gracia del Señor a todos aquellos a los que son enviados: a los perseguidos por causa de su fe y a los privados de libertad, a las víctimas de la trata y a los jóvenes de sus escuelas, a los que atienden en sus obras de misericordia y a los fieles de las parroquias y las misiones que les han sido encomendadas por la Iglesia".
Acerca del tema de su Capítulo, el Obispo de Roma destacó "una memoria que evoca las grandes gestas cumplidas en estos ocho siglos: la obra de la redención de cautivos, la audaz misión en el nuevo mundo, así como a tantos miembros ilustres por santidad y letras que engalanan su historia".
Y el Pontífice añadió que con este espíritu, se puede hablar realmente de profecía. "Porque ser profeta es prestar nuestra voz humana a la Palabra eterna, olvidarnos de nosotros mismos para que sea Dios quien manifieste su omnipotencia en nuestra debilidad" y agregó "ustedes han recibido también un don y han sido consagrados para una misión que es una obra de misericordia: seguir a Cristo llevando la buena noticia del Evangelio a los pobres y la liberación a los cautivos".

Por último, el Papa explicó que "el profeta sabe ir a las periferias, a las que hay que acercarse ligero de equipaje" por lo que los invitó a evocar qué movió a sus padres y hacia dónde los dirigió, para comprometerse a seguir sus pasos. "Ellos fueron capaces de quedarse como rehenes junto al pobre, al marginado, al descartado de la sociedad, para llevarle consuelo, sufriendo con él, completando en carne propia lo que falta a la pasión de Cristo... Seguirles es asumir que, para liberar, debemos hacernos pequeños, unirnos al cautivo, en la certeza que así no sólo cumpliremos nuestro propósito de redimir, sino que encontramos nosotros también la verdadera libertad, pues en el pobre y el cautivo reconocemos presente a nuestro Redentor", concluyó.

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