Francisco, a los mercedarios: "Para liberar
debemos hacernos pequeños"
Les pide que "atiendan a las víctimas de la trata
y a los jóvenes de sus escuelas"
(RV).- El
Papa Francisco recibió en el Vaticano a los participantes del Capítulo General de la Orden de la Merced. Este
Capítulo General tiene por lema ‘La Merced: memoria y profecía en las
periferias de la libertad' y abrirá la celebración del octavo Centenario de la
Orden.
Con respecto al octavo Centenario de la Orden,
el Papa los animó a no dejar de "proclamar el año de
gracia del Señor a todos aquellos a los que son enviados: a los
perseguidos por causa de su fe y a los privados de libertad, a las víctimas de
la trata y a los jóvenes de sus escuelas, a los que atienden en sus obras de
misericordia y a los fieles de las parroquias y las misiones que les han sido
encomendadas por la Iglesia".
Acerca del tema de su Capítulo, el Obispo de
Roma destacó "una memoria que evoca las grandes gestas cumplidas en estos ocho siglos: la obra de la redención de
cautivos, la audaz misión en el nuevo mundo, así como a tantos miembros
ilustres por santidad y letras que engalanan su historia".
Y el Pontífice añadió que con este espíritu, se
puede hablar realmente de profecía. "Porque ser profeta es prestar nuestra
voz humana a la Palabra eterna, olvidarnos de nosotros mismos para
que sea Dios quien manifieste su omnipotencia en nuestra debilidad" y
agregó "ustedes han recibido también un don y han sido consagrados para
una misión que es una obra de misericordia: seguir a Cristo llevando la
buena noticia del Evangelio a los pobres y la liberación a los cautivos".
Por último, el Papa explicó que "el profeta sabe ir a las periferias, a las que hay que acercarse
ligero de equipaje" por lo que los invitó a evocar qué
movió a sus padres y hacia dónde los dirigió, para comprometerse a seguir sus
pasos. "Ellos fueron capaces de quedarse como rehenes junto al pobre, al
marginado, al descartado de la sociedad, para llevarle consuelo, sufriendo con
él, completando en carne propia lo que falta a la pasión de Cristo... Seguirles
es asumir que, para liberar, debemos hacernos pequeños, unirnos al cautivo, en
la certeza que así no sólo cumpliremos nuestro propósito de redimir, sino que
encontramos nosotros también la verdadera libertad, pues en el pobre y el
cautivo reconocemos presente a nuestro Redentor", concluyó.
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