miércoles, 6 de abril de 2016

Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tengan vida eterna. 
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios. 
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. 
Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. 
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
Palabra del Señor.º

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