miércoles, 10 de febrero de 2016

“La oración, la caridad y el ayuno, nos curan del pecado”, el Papa el Miércoles de Ceniza

En su homilía, el Santo Padre recordó que al inicio del camino cuaresmal, la Palabra de Dios dirige a la Iglesia y a cada uno de nosotros dos invitaciones: “El primero es el de San Pablo: el de dejarse reconciliar con Dios (Cfr. 2 Cor 5,20)”. Porque Cristo – señala el Papa – sabe que somos frágiles y pecadores, conoce la debilidad de nuestro corazón; lo ve herido y sabe cuánta necesidad tenemos de perdón y de sentirnos amados para realizar el bien. “Cristo – subrayó el Obispo de Roma – ha vencido el pecado y nos levanta de las miserias si confiamos en Él. Depende de nosotros reconocernos como necesitados de misericordia y este – dice el Papa – es el primer paso del camino del cristiano”.
La segunda invitación de la Palabra de Dios es la del Profeta Joel: “regresen a mí con todo el corazón (2,12)”. No es difícil darse cuenta – afirma el Pontífice – que por el misterio del pecado nos hemos alejado de Dios, de los demás y de nosotros mismos. Muchas veces, evidencia el Papa, es fatigoso tener confianza en Dios, tenemos miedo de acercarnos a Él como Padre, pero no recordamos que junto a esta historia de pecado, Jesús ha inaugurado una historia de salvación”. Por ello, “el Evangelio que abre la Cuaresma – afirma el sucesor de Pedro – nos invita a ser protagonistas, abrazando tres remedios o medicinas que nos curan del pecado: La oración, la caridad y el ayuno”.
Antes de concluir su homilía el Papa Francisco invitó a vivir este tiempo cuaresmal como un auténtico tiempo para alejarse de la “falsedad, de la mundanidad y de la indiferencia”. Es el tiempo – dijo el Papa – de limpiar el corazón y la vida para redescubrir la identidad cristiana, es decir, el amor que sirve y no el egoísmo que se sirve.
(Renato Martinez - Radio Vaticano)


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