jueves, 18 de febrero de 2016

El Papa en Ciudad Juárez: “pidamos el don de las lágrimas y la conversión”

“La misericordia nos alienta a mirar el presente y confiar en lo sano y bueno que late en cada corazón. La misericordia de Dios es nuestro escudo y nuestra fortaleza”, lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la Misa celebrada en el “Complejo Ferial” de Ciudad Juárez, en México, a sólo 80 metros de la frontera con los Estados Unidos.

En la última jornada de su Visita Apostólica a tierras mexicanas y después de haber orado por las víctimas de la migración al pie de una gran Cruz de madera, ubicada a orillas del Rio Grande, el Santo Padre recordó en su homilía que “la misericordia rechaza siempre la maldad, tomando muy en serio al ser humano. Apela siempre a la bondad dormida, anestesiada, de cada persona. Lejos de aniquilar, como muchas veces pretendemos o queremos hacerlo nosotros la misericordia, se acerca a toda situación para transformarla desde adentro”.
“Son las lágrimas – dijo el Papa – las que pueden darle paso a la transformación, son las lágrimas las que pueden ablandar el corazón, son las lágrimas las que pueden purificar la mirada y ayudar a ver el círculo de pecado en el que muchas veces se está sumergido. Son las lágrimas las que logran sensibilizar la mirada y la actitud endurecida y especialmente adormecida ante el sufrimiento ajeno. Son las lágrimas las que pueden generar una ruptura capaz de abrirnos a la conversión”.
Antes de concluir su homilía, el Papa Francisco señaló que “es tiempo de conversión, es tiempo de salvación, es tiempo de misericordia. Por eso, digamos junto al sufrimiento de tantos rostros: Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor apiádate de nosotros… purifícanos de nuestros pecados y crea en nosotros un corazón puro, un espíritu nuevo”.

(Renato Martinez – Radio Vaticano)

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