Sal 55, 2-3. 9-10. 11-12. 13
En Dios confío y no temo.
Misericordia, Dios mío, que me hostigan,
me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos,
me atacan en masa, oh, Altísimo.
En Dios confío y no temo.
Anota en tu libro mi vida errante,
recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío,
mis fatigas en tu libo.
Que te retrocedan mis enemigos
cuando te invoco.
En Dios confío y no temo.
Así sabré que res mi Dios.
En Dios, cuya promesa alabo,
en el Señor, cuya promesa alabo.
En Dios confío y no temo.
En Dios confío y no temo;
¿qué podrá hacerme un hombre?
En Dios confío y no temo.
Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias.
En Dios confío y no temo.
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