jueves, 21 de enero de 2016

Julio Martínez, rector de Comillas: "Europa necesita un suplemento de alma con los refugiados""Ningún país europeo que se precie puede mirar hacia otro lado"

"La foto del niño Aylan ha producido solidaridad emotiva y de fogonazo, sin compromiso"


El rector de la Universidad Pontificia Comillas, Julio Martínez, está convencido de que "Europa necesita un suplemento de alma" para asimilar y asumir la llamada 'crisis de los refugiados'. Un suplemento de alma que nos conduzca a ser más hospitalarios, a no mirar hacia otro lado y a poner coto a la xenofobia, "uno de los peligros del momento". Un suplemento de alma al que las religiones y la propia Iglesia católica pueden aportar mucho.
"La crisis de los refugiados desde la ética y la espiritualidad". Éste fue el título de la ponencia que el rector de Comillas, Julio Martínez, pronunció en el marco de la jornada sobre los Refugiados, celebrada en la sede del ICAI-ICADE de la Universidad pontificia Comillas. Una ponencia, para abordar la temática desde la ética católica (de la que el rector es especialista) y desde la Doctrina Social de la Iglesia.
Y tras avisar que la temática es seria y profunda y no se puede abordar desde la "demagogia y el populismo", quiso acercarse a ella "con cabeza fría y corazón caliente". Julio Martínez comenzó reconociendo que, además, la cuestión de los refugiados, ya de por sí, muy dura, se está complicando, al mezclarse con la explosión del fenómeno del yihadismo Porque, "ambos temas tienen un potencial desestabilizador enorme, que plantea a los europeos preguntas radicales".
Tan radicales son esas preguntas que atañen al corazón y a los cimientos de la Unión Europea: la conquista de los derechos y libertades. Para comenzar a contestar a esos interrogantes troncales, Julio Martínez recurrió a una frase de Ortega y Gasset: "Europa recoge las peores consecuencias de su vacío espiritual".
La frase pronunciada por el célebre filósofo en vísperas de la llegada al poder de Hitler, se puede aplicar, según el rector, al momento presente, porque, como asegura el Papa Francisco, en la Laudato sii, "la cultura europea se ha convertido en tecnocracia".
De ahí, su reacción ante la crisis de los refugiados. Y es que, como dice, el profesor Vallespín, prestigioso politólogo español, "Europa se ha convertido en una jaula de oro, que trata de excluir a los que llaman a su puerta". Una política, la europea, que, según Julio Martínez, se está mostrando "incapaz de actuar".
Frente a esta incapacidad de la políticas europea, el rector de Comillas, planteó las exigencias que surgen desde la ética. Y una de ellas es que "ante los refugiados, ningún país europeo que se precie puede mirar hacia otro lado y, sin embargo, lo estamos haciendo".
Para encontrar una vía de escape a este impasse europeo, el profesor Martínez, ofrece la salida de la recuperación de "la laicidad positiva" en Europa, lo que significa "separación y colaboración con las religiones".
Suplemento de alma
O dicho de otra forma y con una expresión utilizadas por Robert Schumann, uno de los padres europeos de formación cristiana: "Europa necesita un suplemento de alma". Y para conseguir ese suplemento, el cristianismo tiene mucho que decir". Y la Iglesia católica, especialmente.
Una Iglesia que también está pasando cierta crisis (desde la falta de vocaciones a la pérdida del sentido del pecado, pasando por el descenso de la práctica religiosa) y en la que "tenemos muy buenos documentos y declaraciones, pero nos falta llevarlos a la vida y a la acción".
Por eso, al igual que Francisco, el rector de Comillas apuesta por una "Iglesia en salida", que vuelva a recuperar su profundo sentido de la hospitalidad. Porque, como dice la Biblia, "cuando somos hospitalarios, recibimos a los ángeles".
O dicho de otra forma, "convertir la riqueza doctrinal en espiritualidad". Porque la migraciones nos abren al universalismo y, por eso, los católicos tenemos que vivirlas como un don, "el don de la oportunidad concreta de vivir la catolicidad". Además, desde la espiritualidad de Pentecostés, los católicos podemos vivir "la ética del encuentro y de la comunión en la diversidad".
Y es que, para conseguir una convivencia pacífica, es "indispensable que caigan barreras, prejuicios y miedos, que son muy fáciles de agitar". Sobre todo, en un momento de cambio de época en el que hasta las instituciones y la propia democracia europea está en crisis.
Para cambiar esta dinámica y pasar "de la desconfianza al respeto", el profesor jesuita apuesta más que por los grandes gestos mediáticos, por los gestos diarios. Porque, "la foto del niño Aylan ha producidos solidaridad emotiva y de fogonazo, que no se ha transformado en carácter y, por lo tanto, nos ha perjudicado". Y es que "el fogonazo mediático, si no genera compromiso, se queda en una dinámica interrupta".
Repensar el modelo de integración
Para el rector Martínez, tanto el modelo asimilacionista francés como el multicultural inglés han fracasado. Por eso, apuesta por un modelo en ciernes como es el multicultural mediterráneo, que va más allá de la asimilación o de la mera conservación de la cultura. Para conseguir, por ejemplo que los musulmanes que están en España "asuman la democracia y las instituciones de libertad que tenemos".
Tras abogar por no reducir el concepto y la realidad de los refugiados a los refugiados de guerra, sino también a los económicos (porque "los indocumentados son muertos sociales"), Julio Martínez abogó porque Europa se abra "al principio de la ciudadanía mundial" y al de la "ciudadanía europea, que quedó en vía muerta".
Además, para reparar el alma de la sociedad europea, el profesor jesuita instó a recuperar el papel de la familia. Porque, "mientras otras instituciones se desploman públicamente, la familia sigue creciendo en prestigio". Por eso, pidió el derecho a la reagrupación familiar y que "el emigrante pase de ser forastero a ser vecino".
Por último, Julio Martínez planteo tres motivaciones desde las que los cristianos deben abordar el tema de los emigrantes y de los refugiados. La primera es la "cristológica", como la definía el cardenal Martini. Porque Cristo fue refugiado y pobre y sintió compasión por los desamparados y predicó la Buena Noticia a los pobres y, en el juicio final, nos juzgará por el cumplimiento o no de las obras de misericordia.
La segunda motivación es la de la caridad que, a juicio del rector, "no se puede separar nunca de la justicia". Porque la "caridad no es sentimentalismo, sino política". Y la tercera motivación es "escatológica", es decir de los cielos nuevos y la tierra nueva, porque "todos somos forasteros y peregrinos de paso por el mundo".
Según Martínez, "estas tres motivaciones confluyen en la hospitalidad, porque la solidaridad no puede ser sólo individual y no obligante". Y añadió que la solidaridad tiene tres niveles: personal, cultural y político".
Sólo así podremos hacer frente a la xenofobia, "uno de los grandes peligros del momento, porque prende fácilmente y porque los partidos políticos sacan réditos de ella". De ahí que el rector de Comillas concluyese asegurando que "es la hora para no pasar de largo y la hora de la política con mayúscula, como construcción de la casa común a cuya puerta vienen a llamar también los de fuera".
Además, de la conferencia del rector de Comillas, en la Jornada se analizaron las políticas europeas de inmigración y asilo para 2016, y los desafíos a los que se enfrenta la Unión Europea para este periodo.

La cita, organizada con la colaboración del Servicio Jesuita al Migrante y de la Facultad de Teología de Comillas ICAI-ICADE, contó con la presencia de representantes de diferentes organismos. Acudieron José Luis Pinilla, SJ, Director de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española; Miguel González, coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes y Director de la Fundación Ellacuría (Bilbao), Pablo Gómez Tavira, Director General de Servicios Sociales e Integración Social de la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, y Cristina Manzanedo y Alberto Ares del Servicio Jesuita a Migrantes (España).
La jornada también contó con investigadores del IUEM, como Cristina Gortázar, (Directora de la Cátedra Jean Monet de Refugio y Asilo en la UE), José Manuel Aparicio y Juan 

(José M. Vidal).

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