"La
foto del niño Aylan ha producido solidaridad emotiva y de fogonazo, sin
compromiso"
El rector de la Universidad Pontificia Comillas, Julio Martínez, está convencido de que "Europa
necesita un suplemento de alma" para asimilar y asumir la llamada 'crisis
de los refugiados'. Un suplemento de alma que nos conduzca a ser más
hospitalarios, a no mirar hacia otro lado y a poner coto a la xenofobia,
"uno de los peligros del momento". Un suplemento de alma al que las
religiones y la propia Iglesia católica pueden aportar mucho.
"La crisis de los refugiados desde la
ética y la espiritualidad". Éste fue el título de la ponencia que el rector de Comillas, Julio Martínez, pronunció en el
marco de la jornada sobre los Refugiados, celebrada en la sede del ICAI-ICADE
de la Universidad pontificia Comillas. Una ponencia, para abordar la temática
desde la ética católica (de la que el rector es especialista) y desde la
Doctrina Social de la Iglesia.
Y tras avisar que la temática es seria y
profunda y no se puede abordar desde la "demagogia y el populismo",
quiso acercarse a ella "con cabeza fría y corazón caliente".
Julio Martínez comenzó reconociendo que, además, la cuestión de los refugiados,
ya de por sí, muy dura, se está complicando, al mezclarse con la explosión del
fenómeno del yihadismo Porque, "ambos temas tienen un potencial
desestabilizador enorme, que plantea a los europeos preguntas radicales".
Tan radicales son esas preguntas que atañen
al corazón y a los cimientos de la Unión Europea: la conquista de los derechos
y libertades. Para comenzar a contestar a esos interrogantes troncales, Julio
Martínez recurrió a una frase de Ortega y Gasset: "Europa recoge las peores
consecuencias de su vacío espiritual".
La frase pronunciada por el célebre filósofo
en vísperas de la llegada al poder de Hitler, se puede aplicar, según el
rector, al momento presente, porque, como asegura el Papa Francisco, en la Laudato sii, "la cultura
europea se ha convertido en tecnocracia".
De ahí, su reacción ante la crisis de los
refugiados. Y es que, como dice, el profesor Vallespín, prestigioso
politólogo español, "Europa se ha convertido en una jaula de oro, que
trata de excluir a los que llaman a su puerta". Una política, la europea,
que, según Julio Martínez, se está mostrando "incapaz de actuar".
Frente a esta incapacidad de la políticas
europea, el rector de Comillas, planteó las exigencias que surgen desde la
ética. Y una de ellas es que "ante los refugiados, ningún país europeo que se precie puede mirar hacia otro lado y,
sin embargo, lo estamos haciendo".
Para encontrar una vía de escape a este
impasse europeo, el profesor Martínez, ofrece la salida de la recuperación de "la laicidad positiva" en Europa, lo que
significa "separación y colaboración con las religiones".
Suplemento
de alma
O dicho de otra forma y con una expresión
utilizadas por Robert Schumann, uno de los padres
europeos de formación cristiana: "Europa necesita un suplemento de
alma". Y para conseguir ese suplemento, el cristianismo tiene mucho que
decir". Y la Iglesia católica, especialmente.
Una Iglesia que también está pasando cierta
crisis (desde la falta de vocaciones a la pérdida del sentido del pecado,
pasando por el descenso de la práctica religiosa) y en la que "tenemos muy buenos documentos y declaraciones, pero nos
falta llevarlos a la vida y a la acción".
Por eso, al igual que Francisco, el rector de
Comillas apuesta por una "Iglesia en salida", que
vuelva a recuperar su profundo sentido de la hospitalidad. Porque, como dice la
Biblia, "cuando somos hospitalarios, recibimos a los ángeles".
O dicho de otra forma, "convertir la riqueza doctrinal en espiritualidad".
Porque la migraciones nos abren al universalismo y, por eso, los católicos
tenemos que vivirlas como un don, "el don de la oportunidad concreta de
vivir la catolicidad". Además, desde la espiritualidad de Pentecostés, los
católicos podemos vivir "la ética del encuentro y de la comunión en la
diversidad".
Y es que, para conseguir una convivencia
pacífica, es "indispensable que caigan barreras, prejuicios y miedos, que
son muy fáciles de agitar". Sobre todo, en un momento de cambio
de época en el que hasta las instituciones y la propia democracia europea está
en crisis.
Para cambiar esta dinámica y pasar "de
la desconfianza al respeto", el profesor jesuita apuesta más que por los
grandes gestos mediáticos, por los gestos diarios. Porque, "la foto del
niño Aylan ha
producidos solidaridad emotiva y de fogonazo, que no se ha transformado en
carácter y, por lo tanto, nos ha perjudicado". Y es que "el fogonazo
mediático, si no genera compromiso, se queda en una dinámica interrupta".
Repensar el modelo de integración
Para el rector Martínez, tanto el modelo
asimilacionista francés como el multicultural inglés han fracasado. Por eso,
apuesta por un modelo en ciernes como es el multicultural mediterráneo, que va
más allá de la asimilación o de la mera conservación de la cultura. Para
conseguir, por ejemplo que los musulmanes que están en España "asuman la
democracia y las instituciones de libertad que tenemos".
Tras abogar por no reducir el concepto y la realidad
de los refugiados a los refugiados de guerra, sino también a los económicos
(porque "los indocumentados son muertos sociales"), Julio Martínez
abogó porque Europa se abra "al principio de la ciudadanía mundial" y al de la "ciudadanía europea,
que quedó en vía muerta".
Además, para reparar el alma de la sociedad
europea, el profesor jesuita instó a recuperar el papel de la familia. Porque, "mientras otras
instituciones se desploman públicamente, la familia sigue creciendo en
prestigio". Por eso, pidió el derecho a la reagrupación familiar y que
"el emigrante pase de ser forastero a ser vecino".
Por
último, Julio Martínez planteo tres motivaciones desde
las que los cristianos deben abordar el tema de los emigrantes y de los
refugiados. La primera es la "cristológica", como la definía el
cardenal Martini. Porque Cristo fue refugiado y pobre y sintió compasión por
los desamparados y predicó la Buena Noticia a los pobres y, en el juicio final,
nos juzgará por el cumplimiento o no de las obras de misericordia.
La segunda motivación es la de la caridad que,
a juicio del rector, "no se puede separar nunca de la justicia".
Porque la "caridad no es sentimentalismo, sino política". Y la
tercera motivación es "escatológica", es decir de los cielos nuevos y
la tierra nueva, porque "todos somos forasteros y peregrinos de paso por
el mundo".
Según Martínez, "estas tres motivaciones
confluyen en la hospitalidad, porque la solidaridad
no puede ser sólo individual y no obligante". Y añadió que la solidaridad
tiene tres niveles: personal, cultural y político".
Sólo así podremos hacer frente a la xenofobia, "uno de los grandes peligros del
momento, porque prende fácilmente y porque los partidos políticos sacan réditos
de ella". De ahí que el rector de Comillas concluyese asegurando que
"es la hora para no pasar de largo y la hora de la política con mayúscula,
como construcción de la casa común a cuya puerta vienen a llamar también los de
fuera".
Además, de la conferencia del rector de
Comillas, en la Jornada se analizaron las políticas europeas de inmigración y
asilo para 2016, y los desafíos a los que se enfrenta la Unión Europea para
este periodo.
La cita, organizada con la colaboración del Servicio Jesuita al Migrante y de la Facultad de Teología de Comillas ICAI-ICADE, contó con la presencia de representantes de diferentes organismos. Acudieron José Luis Pinilla, SJ, Director de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española; Miguel González, coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes y Director de la Fundación Ellacuría (Bilbao), Pablo Gómez Tavira, Director General de Servicios Sociales e Integración Social de la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, y Cristina Manzanedo y Alberto Ares del Servicio Jesuita a Migrantes (España).
La cita, organizada con la colaboración del Servicio Jesuita al Migrante y de la Facultad de Teología de Comillas ICAI-ICADE, contó con la presencia de representantes de diferentes organismos. Acudieron José Luis Pinilla, SJ, Director de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española; Miguel González, coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes y Director de la Fundación Ellacuría (Bilbao), Pablo Gómez Tavira, Director General de Servicios Sociales e Integración Social de la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid, y Cristina Manzanedo y Alberto Ares del Servicio Jesuita a Migrantes (España).
La jornada también contó con
investigadores del IUEM, como Cristina Gortázar, (Directora de la Cátedra Jean
Monet de Refugio y Asilo en la UE), José Manuel Aparicio y Juan
(José M. Vidal).
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