lunes, 18 de enero de 2016

En el diálogo judío-cristiano hay un ligamen único y peculiar en virtud de las raíces judías del cristianismo, el Papa en Sinagoga de Roma

El día que Italia celebra la Jornada de diálogo entre judíos y cristianos, 17 de enero de 2016, el Papa visitó la Sinagoga de Roma. Francisco dijo estar feliz de encontrarse en ese Templo Mayor y que extendía su saludo de toda la Iglesia católica a toda la comunidad judía. Bergoglio aseguró que tiene en el corazón estas relaciones ya desde Buenos Aires, con sus visitas a la sinagoga y siguiendo las fiestas y conmemoraciones de las comunidades allí reunidas para dar gracias al Señor que nos da la vida y nos acompaña en el camino de la historia.
Como tercer pontífice que atraviesa la puerta de este Templo Mayor, Francisco recordó que el 13 de abril de 1986 el Papa Juan Pablo II, en visita a la misma sinagoga, acuño la bella expresión “hermanos mayores”. “De hechos ustedes son nuestros hermanos y hermanas mayores en la fe –dijo-. Todos pertenecemos a una única familia, la familia de Dios, el cual nos acompaña y nos protege como su pueblo. Juntos, como judíos y como católicos, estamos llamados a sumir nuestras responsabilidades en esta ciudad, aportando nuestra contribución sobretodo espiritual y favoreciendo la resolución de diversos problemas actuales.”

Después de referirse a la conmemoración del 50 aniversario de la Declaración “Nostra aetate” del Concilio Vaticano II, que hizo posible el diálogo sistemático en la Iglesia católica y el judaísmo, el Obispo de Roma dijo que, “junto con las cuestiones teológicas, no debemos perder de vista los grandes desafíos que el mundo de hoy tiene que afrontar. Aquella de una ecología integral es prioritaria, y como cristianos y judíos podemos y debemos ofrecer a la humanidad entera el menaje de la Biblia a cerca del cuidado de la creación. Conflictos, guerras, violencias y injusticias abren heridas profundas en la humanidad que nos llaman a reforzar el compromiso por la paz y la justicia. La violencia del hombre sobre el hombre es una contradicción en cada religión digna de este nombre, y en particular en las tres grandes religiones monoteístas. La vida es sagrada, como don de Dios. El quinto mandamiento del Decálogo es: “No matarás” (Éxodo 20,13). Dios es el Dios de la vida y quiere promoverla y defenderla siempre; y nosotros, creados a su imagen y semejanza, estamos llamados a hacer lo mismo. Cada ser humano en cuanto creatura de Dios es nuestro hermano, independientemente de su origen y de su pertenencia religiosa… Allí donde la vida está en peligro estamos llamados todavía más a protegerla. Ni la violencia ni la muerte tendrán jamás la última palabra frente a Dios, que es el Dios del amor y de la vida. Tenemos que pedirle con insistencia para que nos ayude a practicar en Europa, en Tierra Santa, en Oriente Medio, en África y en cada parte del mundo la lógica de la paz, de la reconciliación, del perdón y de la vida”.

Francisco expresó que “el pueblo judío, en su historia, ha debido experimentar la violencia y la persecución, hasta el exterminio de los judíos europeos durante la Shoah. Seis millones de personas, solo porque pertenecían al pueblo judío, fueron víctimas de la más inhumana barbarie, perpetrada en nombre de una ideología que pretendía poner al hombre en lugar de Dios. El 16 de octubre de 1943, más de mil hombres, mujeres y niños de la comunidad judía de Roma fueron deportados a Auschwitz. Hoy deseo recordarlos de modo particular: sus sufrimientos, sus angustias, sus lágrimas no deben jamás ser olvidadas. Y el pasado nos debe servir de lección para el presente y para el futuro. La Shoah nos enseña que es necesaria siempre la máxima vigilancia para poder intervenir tempestivamente en defensa de la dignidad humana y de la paz. Quisiera expresar mi cercanía a cada testigo de la Shoah todavía viviente…”.

El Papa concluyó: "Queridos hermanos mayores, tenemos que estar verdaderamente agradecidos por todo lo que se ha sido posible realizar en los últimos 50 años, porque entre nosotros han crecido y se han profundizado la comprensión recíproca, la mutua confianza y la amistad. Recemos juntos al Señor, para que conduzca nuestro camino hacia un futuro bueno, mejor. Dios tiene para nosotros proyectos de salvación…” jesuita Guillermo Ortiz - RADIO VATICANA

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